Granada

Más de 22.000 estudiantes de la UGR pagarán el doble por sus matrículas en 2015

  • Los alumnos repetidores le cuestan a la Universidad 156 millones de euros anualmente

Universitarios que repiten mucho, alta tasa de abandono y titulaciones con poca demanda. El Ministerio de Educación ha decidido acabar antes de 2015 con estos tres grandes males que merman la calidad de la universidad española desde hace años. Y para ello, su titular, Ángel Gabilondo, lanzó la semana pasada en plena conferencia de rectores un documento con un nuevo modelo de financiación de las universidades que pretende asegurar su modernización y que contempla el encarecimiento de la matrícula para los que suspendan. Es decir, que el repetidor pague más.

Aunque actualmente el sistema público ya contempla un precio inferior para los que se matriculan por primera vez y lo encarece en función del número de veces que repita la asignatura, la medida que presenta el Gobierno es que el coste de la segunda matrícula se vaya incrementando hasta llegar en 2015 al 50% del coste real de los estudios y al 100% para la tercera o sucesivas matrículas.

Así, en Granada el coste del crédito para la primera matrícula está fijado en 11,50 euros, mientras que la segunda cuesta 13,22 euros (un incremento del 15%) y si es la tercera vez o más que se repite la materia debe pagar 17,25 euros (un 50% más). Con la nueva propuesta de Educación el precio del crédito para la segunda matrícula será de 17,25 euros y para la tercera o más de 23 euros por crédito. El doble de su precio real.

Si la media del precio de la matrícula de un curso está en 560 euros (una de las matrículas más baratas de España), los alumnos repetidores de la Universidad de Granada podrían pagar más de mil euros en 2015.

El fracaso universitario no sólo tiene un alto coste para el bolsillo de los estudiantes, también supone un retroceso para las arcas públicas. Según un análisis de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, los repetidores le cuestan al Estado más de 3.300 millones de euros al año; concretamente 7.000 euros por alumno.

En la Universidad de Granada se contabilizaron el pasado curso unos 22.291 estudiantes repetidores (un 40% del total), lo que significa que a esta institución los malos universitarios le salen por 156 millones de euros al año. En un contacto de crisis económica, es una cantidad considerable que obliga revisar el sistema.

Los precios públicos suponen un 13% de los ingresos totales que registra la Universidad, una cuantía que la Gerencia ha previsto incrementar en 2010 casi un 5% más gracias a los másteres oficiales. Pero las previsiones no son buenas a corto plazo y se augura un descenso del alumnado de Grado, de ahí la necesidad de buscar vías alternativas para incrementar estas partidas.

Algunos expertos son escépticos con esta medida, pues la idea de subir las matrículas nunca ha tenido mucho éxito en la sociedad española y, de hecho, hace un par de años que la Universidad de Granada congela el precio de su matrícula, pues entiende que la crisis económica y la presión fiscal merma también el bolsillo de las familias.

Pero las instituciones superiores están agobiadas por el déficit y reclaman al Gobierno nuevas formas que alivien su precariedad. La Gerencia de la UGR anunció a finales de 2009 que este verano cerrará por primera vez sus puertas como medida de ahorro. Lo hará durante los quince días centrales de agosto, en los que sólo mantendrá los servicios mínimos, para economizar más de 300.000 euros. Y no es la primera en hacerlo.

Uno de los grandes problemas de la universidad española es la alta tasa de abandono y el hecho de que se tarda mucho en terminar la carrera. La Fundación Conocimiento y Desarrollo (FCyD) reveló en uno de sus últimos informes que la tasa de rendimiento entre los universitarios granadinos sólo llega al 59,43%; lo que significa que no superan la mitad de los créditos de los que se matriculan (y pagan). Un dato avalado también por la Fundación Conocimiento y Desarrollo, que afirma que cuatro de cada cinco alumnos necesitan más tiempo del establecido para sacar la carrera.

Sin embargo, en este mar de propuestas políticas hay una excepción: que los alumnos que tengan que compatibilizar los estudios con el trabajo no tengan que pagar más.

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