Granada

El acusado de matar a su cuñado dice que disparó para salvar la vida de su hijo

  • El vecino de Montefrío aseguró en el juicio que le disparó en legítima defensa

Juan R.S., el vecino de Montefrío que mató a su cuñado hace casi dos años, está siendo juzgado junto a su mujer Luisa y su hijo Juanito desde ayer en la Audiencia Provincial de Granada, donde un jurado popular decidirá si los tres son o no culpables de los delitos de asesinato y amenazas que les atribuye el fiscal por la muerte de Antonio Jiménez Fajardo. La víctima, hermano de Luisa, era albañil, tenía 34 años y mantenía con los acusados un enfrentamiento por culpa del muro medianero que estaba construyendo para separar su casa de la de éstos. Encontró la muerte el 22 de noviembre de 2008, tras recibir un certero disparo de escopeta en el pecho, realizado, según los acusados, en legítima defensa.

El autor material del disparo fue Juan, el único de los tres encausados que se encuentra en situación de prisión provisional y que en la declaración que prestó ayer en la primera sesión del juicio reconoció haber efectuado el tiro, aunque alegó que fue "en defensa propia". De hecho, durante su interrogatorio, el hombre comentó que, tras herir de muerte a su cuñado, telefoneó a un sobrino para contarle lo ocurrido: "Le llamé y le dije: sobrino, he matado a uno por defender la vida de mi hijo". Después, según añadió, instó a uno de sus nietos a que avisara al 112 y esperó dentro de su vivienda hasta que llegó "la guardia urbana".

El acusado, de 56 años y que se enfrenta a peticiones que rondan los 20 años de prisión por parte de las acusaciones que ejercen el fiscal, la viuda e hija de la víctima, y su padres y hermanos (a excepción de la acusada, claro está), afirmó que su acción homicida no se debió a un plan preconcebido, sino a una reacción al ver que Toni (así llamaban a la víctima) "venía con dos cuchillos", uno en cada mano, hacia su hijo. "Cogí la escopeta porque lo pensé así: o éste mata a mi hijo o lo mato yo a él", señaló.

"Yo no pensaba matarlo, estaba esperando a ver cómo actuaba", manifestó el acusado, que cuando ocurrieron los hechos se encontraba en su "tranco", junto a su hijo Juanito, mientras su mujer estaba entrando y saliendo del comedor. Juan explicó que tenía en su domicilio la escopeta porque era "cazador". El arma estaba, al parecer, sobre un armario y fue a por ella, dejándola "montada pero no cargada" detrás de la cortina de la puerta de entrada a la vivienda, después de que Toni pasara por la tarde frente a su casa con bolsas de la compra y, supuestamente, le propinara una patada y les amenazara con matarlos.

El motivo de aquel incidente previo al disparo, de acuerdo con su relato de lo acontecido, fue que esa mañana su mujer y la de Toni, llamada Sara, habían discutido sobre el referido muro. Las casas de ambas familias son colindantes y sus accesos dan a un mismo callejón. Luisa, molesta por el muro y por la suciedad de la obra, había roto incluso dos ladrillos de la controvertida construcción, que llevaba unas "dos semanas" levantada y estaba sin acabar. No obstante, las rencillas venían de antes, ya que ese verano habían tenido otros dos enfrentamientos.

A pesar de que las relaciones no eran muy buenas, el acusado aseguró que él no tenía ningún problema con Toni y que era éste el que no le saludaba. "Mi hijo Juanito se llevaba muy bien con él", aseveró, al tiempo que comentó que la víctima incluso había dado trabajo a su vástago como peón albañil en varias ocasiones. "Aquel día pensé que lo había matado en defensa propia y que por eso tendría justicia. Si hubiera tenido intención de matarlo en lugar de un cartucho meto tres en la escopeta y voy a buscarlo", dijo. Por su parte, la mujer de Juan, Luisa, de 56 años, explicó que antes de que su hermano se dirigiera a su vivienda esgrimiendo dos cuchillos de grandes dimensiones (de 20 y 21 centímetros de hoja), ella presenció desde el sofá el incidente de la patada a su marido y cómo amenazaba a su hijo Juanito, ya que la puerta estaba abierta. Dentro de la casa estaban además tres nietos suyos. Tras la patada, ella presagió supuestamente que su hermano volvería a por ellos.

"Me dio mucho miedo; yo lo único que quería era proteger a mis nietos", expresó la mujer, para quien su defensa solicita la libre absolución, porque según sostuvo ante el jurado sólo sería culpable de ser la esposa de Juan y de encontrarse en el lugar de los hechos en aquel momento. "Hubiera preferido que me hubieran matado a mí. Era mi hermano, por los clavos de Cristo", indicó la mujer, que tras el disparo arrebató el arma a su marido y la escondió con su nieto bajo un sofá. También proclama la inocencia de su cliente la defensa de Juanito, de 22 años, hijo del matrimonio acusado.

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