Granada

"Si la mujer no investigaba su pasado nadie lo iba a hacer por ella"

EL trabajo de Antonina Rodrigo tiene mucho que ver con poner voz al silencio. En concreto a las mujeres silenciadas, a las que ha dedicado su vida y sus investigaciones. Sus últimos trabajos han ido encaminados a componer un mosaico biográfico de las mujeres de la II República, de la Guerra Civil y del exilio. "Creo que me impulsó la desigualdad secular que arrastraba la mujer a través de la historia, en todos los órdenes, muy agudizada en una ciudad como la Granada de la posguerra", explica la investigadora, afincada en Barcelona desde 1970, donde fijó su residencia tras casarse con el también escritor e historiador Eduardo Pons Prades (1920-2007), un luchador anarquista que había combatido por la República durante la Guerra Civil. "Me interesaba mucho desterrar los falsos criterios sobre la mujer y descubrir esa legión de marginadas a través de los tiempos, que bajo la opresión trabajaron, estudiaron, escribieron, trabajaron en silencio porque les estaba prohibido manifestar cualquier inquietud intelectual, incluso social", continúa Rodrigo, premiada en 2006 con la Cruz de Sant Jordi, el máximo galardón de la Generalitat de Cataluña. Pero le interesa "particularmente" la mujer trabajadora, "su esfuerzo de ordenar las labores caseras y armonizar la atención a su familia con extenuantes jornadas en fábricas, en talleres, en el campo, en la mina, las cuadrillas de obreras que descargaban en los puertos y muelles el carbón o el pescado y que luego, cuando los hombres regresaban de faenar en el mar, los ayudaban en el arrastre de la pesca, que después ellas mismas vendían por calles y plazas transportándolas en cestos sobre el rueño, en sus cabezas", recuerda. Desde el principio tuvo claro que "si la mujer no investigaba sobre su pasado, nadie lo iba a hacer por ella". Y en este trabajo se ha topado con sorpresas como conocer a Adelita del Campo, la voz de Radio París. "Durante el franquismo era un acto subversivo escuchar esta emisora, con el riesgo de ser denunciado por cualquiera", concluye Rodrigo poniendo nombre y apellidos a una de esas mujeres a las que ha dedicado su vida.

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