Deportes

¡135 decibelios en el Soccer City!

  • Las odiadas 'vuvuzelas' superan el sonido del motor de un avión en la inauguración · Sus detractores siguen creciendo

Amadas, odiadas pero nunca ignoradas: las omnipresentes vuvuzelas suenan a toda hora del día en cada rincón de Sudáfrica, y ya parecen tener un impacto decisivo en los partidos del Mundial.

Un experto estimó en 135 el nivel de decibelios que se alcanzó dentro del estadio Soccer City de Johannesburgo durante el partido inaugural. Se trata de un volumen superior al que produce el motor de un avión.

Por eso no es casual que trajera cierta confusión al campo. En un momento del partido, un mexicano en clara posición de gol pidió la pelota a un compañero... que nunca lo oyó y optó por disparar.

Pero ése no es el único mal. Su uso prolongado puede dañar los oídos e incluso hay ya médicos que hablan de pacientes con labios irritados y la boca hinchada.

Además, se teme que el estruendoso instrumento ayude a expandir los gérmenes de la gripe, puesto que suele pasar de un aficionado a otro y además arroja pequeñas gotas de saliva al aire.

Si los riesgos para la salud no lograron frenar la locura de las vuvuzelas, no parece que las protestas vayan a tener mejor éxito. Las que se presentaron el año pasado tras la Copa Confederaciones, al menos, no surtieron efecto.

Deportistas, cadenas de televisión y turistas pidieron entonces poner fin al instrumento, debido a que, entre otras cosas, impedía que los entrenadores se comunicaran con sus jugadores en el campo y tapaba los cánticos de las hinchadas.

"Creo que la FIFA debería prohibirla", dijo Xavi Alonso. Incluso dentro del país se oyen voces contrarias a las vuvuzelas.

"Nosotros, los sudafricanos, una nación musical donde las haya, reemplazamos interpretaciones emotivas por el ruido de una cosa llamada vuvuzela", escribió en el Times el columnista Mondli Makhanya, que comparó el ruido de la corneta con el que hace "una cabra camino al matadero".

Elefantes y abejas se unen a otras comparaciones zoológicas que buscan reflejar el irritante tono de la vuvuzela... para disgusto de la Sociedad Protectora de Animales, que advirtió a quien tenga mascotas de que el ruido puede atemorizarlas y hacerlas huir.

La vuvuzela, sucedáneo plástico del tradicional cuerno sudafricano kudu, no limita su acción a los estadios. Los aficionados recuerdan por las calles su existencia.

Hay ya al menos un beneficiado por el fenómeno, los fabricantes de su único antídoto. "Ayer pudimos haber vendido 300 pares de tapones", dijo al diario Argus Weekend Anita Sarembock, responsable de una de las grandes farmacias de Ciudad del Cabo.

Más fácil es la situación del técnico danés, Morten Olsen, que desde los 70 sufre un problema de audición. Las vuvuzelas "no significan nada para mí", explicó. "Simplemente desconecto mis audífonos".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios