Álvaro Pombo. Escritor

"Me hacen gracia los yayoflautas"

  • El autor se estrena como pregonero en la feria de Vélez de Benaudalla, donde transcurre su última novela

Álvaro Pombo García de los Ríos, que la semana que viene cumplirá 74 años, rebosa vitalidad. No sólo ha visitado durante estos días Vélez de Benaudalla para ejercer de pregonero de lujo, sino que no se ha querido perder los moros y cristianos, la puesta de sol de la Alhambra o un almuerzo junto al mar. Este escritor, que tiene en su haber el Premio Planeta o el Nadal y es miembro de la Real Academia, demuestra un trato cordial y sencillo. Así, disfrutó como uno más de unas fiestas tradicionales ya extinguidas en las grandes ciudades, y que, según él, le devuelven a la niñez y ejercen todavía una función integradora en la sociedad.

-¿Qué hace Álvaro Pombo dando el pregón de las fiestas de Vélez de Benaudalla?

-Yo soy muy amigo de una familia de Motril, por eso ya he venido tres veranos y el año pasado conocí Vélez de Benaudalla, el jardín nazarí, comí los churros ... Entonces me propusieron hacer el pregón de las fiestas y resulta que ha sido el primero que he dado en mi vida. A mí me gusta mucho esto. A mí que me busquen en el sur.

¿Sobre qué ha tratado?

-He hablado de que las fiestas populares nos envuelven a la niñez, al pasado y nos enfrentan con el futuro difícil que tenemos todos. Aparte, también recuperan viejas invocaciones, como en el caso de San Antonio de Padua

-¿Le gustan las fiestas populares?

-Sí, porque son tradición e integración en un momento tan desintegrado, nos devuelven a un ambiente infantil y antiguo, aunque yo no soy nostálgico. Nos tenemos que quedar con cosas así, que nos sostienen, nos alegran y nos animan. Y también tienen un punto de religiosidad, también integradora. Salen aquí y no en Madrid, porque tienen que tener una base humana.

-Además, su última novela ha sido ambientada en esta localidad.

-En Vélez es donde transcurre todo. Mi última novela que acaba de salir ahora se llama Quédate con nosotros, Señor, porque atardece, como un texto del Evangelio de San Lucas. Trata de un convento imaginario de unos monjes católicos que se he montado en un caserío de La Gorgoracha. Yo quería vivir la experiencia a través de la literatura de qué es lo que hacen los monjes, eso del ora et labora.

-Hablando del clero, ¿le gusta más este Papa que el anterior?

-El anterior ha hecho algo admirable y hacía falta una persona que renovara las cosas. Además, me gusta que viva en la casa de santa Marta y que se mezcle con la gente y tiene su gracia que pueda ver allí un partido de fútbol rodeado de otras personas. Un Papa no tiene que estar metido en una jaula de mármol.

-¿Los políticos también deberían mezclarse un poco también?

-Desde luego, partimos de la base de no robar, que no tiene que hacerlo nadie y que tampoco tengan prebendas. Pero en vez de preocuparse por las pymes, ya que España es un país de pequeñas empresas, están pensando en macroeconomía, en Europa…

-¿Pero esto tiene arreglo?

-Yo no tengo la solución pero, desde luego, hace falta una reestructuración, al igual que a los mayores que todavía tenemos un rato de cuerda, como yo, nos hace falta rehabilitación. Lo que está claro es que cuando no hay harina, todo es mohína. Los políticos en vez de estar cómodos, deberían de ellos mismos recortarse y, desde luego, rehacer el sistema autonómico, pero no digo que haya que echar a todo el mundo a la calle a lo loco.

-¿Por qué cree que esto no ha estallado ya por los aires?

-No ha habido una explosión social porque continúa existiendo la estructura familiar. Los padres, los abuelos, atendiendo a los más pequeños, repartiendo su pensión, están dando una lección: esto merece la pena.

-¿Se considera revolucionario?

-Me hacen gracia los yayoflautas, pero no me gustan las revoluciones de salir a la calle, sino las que se hacen desde las casas. ¿No convendrá mejor tener el conformismo con uno mismo? Si fueras como eres, pero mejor…

-¿Qué tal su incursión en política y, en concreto, en UPyD?

-Yo entré un poco por Fernando Sabater y como consecuencia de ese cansancio que había sobre el bipartidismo y, sobre todo, para dar visibilidad al partido y para armar el follón y me ha divertido más que otra cosa.

-¿No le ha reportado sinsabores?

-No, porque no creo que me haya metido en política, no tengo vocación, ni edad. Lo único que sí he hecho ha sido propaganda y animar a la gente.

-¿Qué le queda por ganar en la literatura?

-Los premios son accidentales. En literatura trabajas un poco por la belleza del asunto.

-¿Y qué le queda por hacer?

-Unos cuantos libros mejores.

-¿Su próximo proyecto?

-Un libro largo sobre Teología que estoy perfilando. Yo tardo poco en escribirlo, de aquí al verano creo que lo tendré.

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