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Las pequeñas librerías, un David contra el Goliat de las descargas

  • El sector lucha por sobrevivir sitiado por la crisis y los portales de descarga, legales e ilegales Los libreros aseguran que tienen que tirar de "ahorros" para mantener el negocio

El sector de las pequeñas librerías se encuentra en estado de alerta máxima sitiado por la crisis y las descargas, tanto las legales como las ilegales. Muchos libreros celebraron ayer el Día del Libro sin saber cómo irán sus negocios el próximo 23 de abril mientras hacen planes y cruzan los dedos para seguir manteniendo su coto de lectores fieles.

Regalar libros, esa costumbre tan tradicional para celebrar Sant Jordi, es precisamente uno de esos balones de oxígeno con los que cuentan estos profesionales. En muchos casos, y no sólo ayer, esta finalidad supone bastante más del 50% de las ventas. "Yo creo que de 10 libros que nos compran, casi 8 son para regalo. Lo sé porque nos piden que se los envolvamos", cuenta Alejandro Ortega, uno de los propietarios de la Librería Continental.

La propietario de la librería situada en Puerta Real especializada en temática granadina reconoce que este año llegan a Sant Jordi peor que el año pasado. "Hacemos un precio especial, descuentos para celebrar esta fiesta", cuenta Ortega, quien explica que por ahora están logrando sobrevivir "tirando de ahorro" y "porque se trata de un negocio familiar", que no necesitan grandes márgenes de beneficios para pagar al personal.

La crisis ha impulsado las ediciones de bolsillo. "Las novedades se venden cada vez menos porque los lectores saben que por lo que pagan hoy 20 euros, si esperan 6 o 7 meses, pueden comprarlo por menos de la mitad. Y esperan", afirma Ortega.

En cambio, en otras librerías granadinas, como Dauro, las ediciones de bolsillo también se han resentido drásticamente "porque hay mucha gente ahora que se descarga ese tipo de títulos", según María José Bonal, de esta librería. "Se nota mucho que no hay dinero y el libro puede considerarse un artículo de lujo".

Aunque ellos tienen en su página web un apartado para descargarse títulos, las descargas gratuitas están mermando un negocio especialmente castigado por la crisis.

Y, en cuanto a los títulos, el libro de moda este San Jorge parece ser el de Pilar Urbano, La gran desmemoria. Pero si la periodista ha encumbrado su libro a rebufo de la muerte de Adolfo Suárez, otro fallecimiento, el de García Márquez, ha colocado sus libros estos días entre los más vendidos.

Y en cuanto a temáticas, los programas de televisión han hecho resurgir los libros de recetas de cocina. Y, la crisis y las nuevas circunstancias sociales son el origen del boom de los libros de autoayuda. Esos son los dos temas que han ganado más lectores según Bonal.

Y entre los que han perdido, los de temática granadina, "entre otras cosas porque se saturó el mercado", según la librera de Dauro.

Para Alejandro Ortega, las ventas de libros de asuntos locales que se mantienen lo hacen sobre todo gracias al turismo, que compra obras a precios muy asequibles, como la última guía editada por Miguel Sánchez, una de las obras más vendidas sobre la Alhambra. "Además de para los turistas que vienen, esta Semana Santa se han vendido muchas guías de viajes, como las de Anaya, que están muy actualizadas".

Pero, qué ocurre con esos negocios de venta de libros que no dependen de la actualidad, esas tiendas de obras de segunda mano que ni venden on-line ni pueden aprovechar el tirón de la publicidad de las promociones de autores y editoriales.

Arturo Gómez, de Reciclaje, explica que la gente va a su negocio buscando cosas concretas, así sigue, aunque comprando mucho menos que antes.

Aunque en el caso de las librerías de viejo, si bien notan un descenso en el número de clientes que van a comprar volúmenes, han notado un incremento enorme en el número de personas que acuden al establecimiento para vender sus libros. "Hay muchísima gente que vienen a vendernos lotes de libros porque tienen que comer y recurren a lo que sea, pero tengo que decir que no porque tenemos el almacén lleno".

El librero se queja de que la presión a la que se ven sometidos es cada vez mayor y se queja de la asfixia de los autónomos. "Las ventas han caído pero yo este mes he tenido una factura de la luz de 250 euros y tengo que pagar una factura de la basura como si fuéramos unos grandes almacenes. Desde 2008 esto ha ido cuesta abajo, así que los políticos no se darán una vuelta por la calle cuando hablan ahora de brotes verdes".

El librero asegura que los jóvenes se han adaptado a las descargas y los libros digitales, aunque a la gente de más edad le cuesta más. Y, sorprendentemente y a diferencia de otros compañeros del gremio, considera que las lecturas de los grandes clásicos podrían descargarse gratis.

Otra peculiaridad de su negocio es que está creciendo, pues cada vez hay más librerías de segunda mano en Granada. "En mi calle ahora han abierto dos nuevas porque la gente se queda sin dinero y monta lo que puede", cuenta el librero.

Con esta incertidumbre las pequeñas librerías de Granada miran a internet, a las grandes superficies y al futuro sabiendo que son como pequeños David que luchan contra el Goliat que amenaza la lectura y los libros, al menos en su concepto más clásico.

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