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El rey iba y va desnudo

Acción/thriller, EEUU, 2014, 128 min. Dirección: Antoine Fuqua. Guión: Richard Wenk. Fotografía: Mauro Fiore. Música: Harry Gregson-Williams. Intérpretes: Denzel Washington, Chloë Grace Moretz, Melissa Leo, Haley Bennett, Marton Csokas, Dan Bilzerian, Bill Pullman, Vladimir Kulichs. Cines: Kinépolis.

Hay críticos que se inventan un autor donde no lo hay para después poner el grito en el cielo cuando rueda películas mediocres, como si la obra que les encandiló no fuera tan mediocre (aunque tal vez más astuta) que las que le fueron decepcionando. Training Day tuvo excelentes críticas, ganó el Oscar al mejor intérprete y estuvo nominada al de mejor actor secundario, logró el premio a la mejor interpretación masculina protagonista otorgado por la Asociación de Críticos de Los Ángeles y fue candidata al Globo de Oro en la misma categoría. El actor tan galardonado era el mismo Denzel Washington que interpreta esta película en el mismo registro, porque si algo es este parsimonioso heredero de Sidney Poitier es constante en sus actuaciones, interprete el personaje que interprete. Y quien le dirigía era el mismo Antoine Fuqua que dirige esta El protector machacada (con razón) por la crítica que aplaudió Training Day. Pero resulta que las dos, en cuanto a mal disimulada superficialidad y uso gratuitamente espectacular de la dureza y la violencia, son muy parecidas. Eso sí, Training Day era más astuta -que no mejor- y Fuqua todavía no había dado pistas de su aseada mediocridad con Lágrimas de sol, El Rey Arturo, El tirador, Los amos de Brooklyn u Objetivo: la Casa Blanca (para mí su mejor película por ser la más descarada y disparatada).

Así que no hay que sorprenderse porque El protector sea un débil y trillado pretexto argumental -una exótica mezcla entre las películas justicieras de Charles Bronson y Taxi Driver, basada en una serie televisiva de los 80- para montar un festival de violencia gratuita filmada de forma tan rutinaria que ni tan siquiera despierta la adormilada adrenalina. Los toques cultos pictórico-literarios a base de referencias a Hooper, Cervantes, Wells o Hemingway no hacen sino empeorar la cosa: Fuqua debió creerse lo que se escribió sobre él en los tiempos de Training Day y da un barniz culto a Paul Kersey (el personaje que interpretaba Bronson en la saga de Michael Winner). Sólo Denzel Washington da una cierta prestancia a esta serie televisiva reciclada.

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