La sala Quilombo, reubicada como sala de conciertos en lo que fue la antigua Príncipe, va cogiendo velocidad de crucero y programa esta noche un singular concierto de una banda al menos peculiar. Se definen como grupo de rap tanto como de formación política, y dicen creerse todo lo que cantan y que nada escapa a su crítica, pues todo es criticable desde la FRAC, incluida por supuesto, la propia FRAC.

Su nombre nada tiene que ver con ninguna empresa cobradora de impagados sino que responde al acrónimo que forman las palabras Fundación de Raperos Atípicos de Cádiz. Y es aquí donde encontramos la primera clave. Efectivamente, se trata de un grupo de raperos que lanza sus peroratas sobre bases de hip hop, de dub y de reggae, que dice tener sus referentes en Dannis Alcapone, Yallowman o LKJ -hasta aquí lo habitual en estos tiempos y en estos géneros bastardos-, también que la crítica es su fundamento y que no dejan títere con cabeza -cosa también frecuente entre raperos-, pero, y aquí viene el hecho diferencial, salpimentando todo eso con altas dosis de guasa gaditana, mucha ironía y las nunca bien ponderadas enseñanzas de la tradición chirigotera, que aplican sin remisión sobre cualquier tema de actualidad.

Cada uno de estos temas es abordado por la FRAC con gran sarcasmo y humor, cosa que los aleja de los tópicos del rap y del tono de cabreo con el mundo, cuando no desprecio por él, de casi todos sus congéneres. Como corresponde a una gente orgullosa de la influencia del carnaval callejero de Cádiz, se disfrazan cada vez que pueden y siempre de manera diferente, adaptándose a las circunstancias y al lugar donde actúen. Con todo ello tratan de sacudir conciencias y ponerte al día de la actualidad desde una posición crítica y con vocación dialéctica. Habría que verlos.