Javier Olivares. Creador de 'El ministerio del tiempo'

"El mercado tiene que acoplarse a los creadores, no al contrario"

  • El 'showrunner' de la serie televisiva más arriesgada de los últimos años tuvo un encuentro con los 'ministéricos' en la última jornada de FicZone.

Javier Olivares viajó ayer a un mundo paralelo de superhéroes del manga en FicZone, el encuentro que se celebró durante el fin de semana en el Palacio de los Deportes y que congregó a más de 9.000 afionados al cómic, la animación y los videojuegos. El creador -junto a su hermano Pablo- de El Ministerio del Tiempo tuvo un concurrido encuentro con los ministéricos, los fans de una serie atípica que ha revolucionado el panorama televisivo.

-Dice que sigue sorprendido por el éxito mediático de 'El Ministerio del tiempo', que no cuadra con los índices de audiencia. ¿Hay vida más allá del 'share' y habrá que empezar a valorar otros indicadores?

-Las redes sociales no son audiencia, no me quejo de eso. Hay otras cosas que esta serie tiene y que nadie resalta, por lo que tengo que decirlas yo; esta serie tiene unos visionados on- line que son un récord en la página web de RTVE, es la emisión en diferido más vista y, en Amazon España, éramos la serie más vendida. Son también datos de audiencia que no se dan y es algo que me mosquea, me quejo del poco caso que se hace a otra medidas cuando no favorecen a los de siempre. Otra cosa que me molesta es que hay otro tipo de audiencia que no se tiene en cuenta, recuerdo que a una página web especializada en televisión le pedí que publicara los datos de la audiencia en diferido y me que contestaron que no, que había que pagarla...

-¿Cada vez es más habitual el aficionado a las series que espera a que las temporadas estén completas para poder verlas de un tirón?

-Las audiencias tienen sobre todo un valor comercial y publicitario, pero hay mil maneras de ver series que no son las habituales, porque estamos hablando de un producto cultural.

-La idea de 'El Ministerio del tiempo' surgió hace 13 años, ¿por entonces era impensable presentar a una cadena un proyecto de este tipo? ¿El boom de la ficción con apuestas como 'Juego de Tronos' allanó el camino en España?

-Teníamos mucho trabajo porque siempre priorizas lo que te pagan. Cuando a mi hermano Pablo le diagnosticaron ELA nos pusimos con este proyecto porque no teníamos tiempo. Nos pusimos hace unos tres años y año y medio después ya teníamos los capítulos y la serie vendida a televisión española. Es verdad que hace 13 años nadie hubiese creído en esta serie, ahora mismo sólo tiene cabida en una cadena como Televisión Española. En este país hay gente con mucha creatividad y con proyectos que no salen adelante, porque creo que es el mercado el que tiene que acoplarse a los creadores y no al contrario. En otros países ya se hacían cosas así hace tiempo y, de hecho, Dr. Who tiene 60 años. Antes de las privadas, Televisión Española era mucho más atrevida. Si ahora vas a alguien planteándole la historia de un hombre que se queda encerrado en una cabina se parten de risa, y sin embargo lo hizo Antonio Mercero y es una de las obras maestras de la historia de nuestra televisión. Anillos de Oro, Historias para no dormir, Brigada Central o Fortunata y Jacinta eran series que arriesgaban.

-Los escritores que hacen novela histórica suelen decir que muchos de los personajes olvidados de la Historia de España serían protagonistas de una gran producción de Hollywood si fuesen estadounidenses. ¿'El Ministerio del tiempo' viene a corregir este olvido?

-Con Isabel acabé haciendo un libro y, de hecho, Ediciones B me publica antes de Navidad una novela sobre Felipe II. Nosotros hemos visto mil versiones de El Álamo, pero los últimos de Filipinas no es menos y la única película que se ha hecho sobre este episodio fue en la que debutó Toni Leblanc...

-Hay decenas de películas que elucubran con los viajes en el tiempo, desde 'Regreso al futuro' a 'Terminator' pasando por 'Midnight in Paris'. ¿Qué vuelta de tuerca le da 'El Ministerio del tiempo' a este tema?

-Una es que juega con la Historia de España y otra que mezcla lo fantástico con lo cotidiano. Es un ministerio con funcionarios, lo que da un toque berlanguiano, gente normal que hace cosas extraordinarias.

-¿Rodolfo Sancho es para usted lo que Jack Lemmon a Billy Wilder?

-Necesito a actores que entiendan lo que escribo, porque en mi caso tiene mucha importancia el silencio y lo que el personaje se calla, nuestros personajes no dicen continuamente lo que tienen en la cabeza.

-¿Por qué decidió acabar la primera temporada con un homenaje a Federico García Lorca?

-Soy un gran amante de su obra y de todo lo que significó la Residencia de Estudiantes. La serie, más allá de los viajes en el tiempo, es la historia de dos hermanos despidiéndose. Mi hermano empezó la serie enfermo de ELA y falleció antes de estrenarla, por lo que, en cierto modo, en el último capítulo no sólo nos despedíamos de Lorca.

-¿Le molestó algo de la campaña del cubo de agua para sensibilizar sobre esta enfermedad?

-No, es cierto que en España fue casi más una moda y se recaudó poco dinero, pero en EEUU se recaudaron muchos millones que tendrán una repercusión a nivel mundial.

-¿Qué es una serie pop?

-El Ministerio del tiempo es una serie pop porque utiliza elementos de la cultura popular, se puede citar a Lope de Vega y que se responda con Maneras de vivir de Leño, se cita a Luis Aragonés, se habla de Indiana Jones o Terminator... Es un universo popular que te hace cómplice, está lo trascendente y lo popular.

-Por último, ¿'Breaking Bad' o 'Los Soprano'?

-Breaking Bad, porque no se puede hacer más con menos y tiene más regularidad que Los Soprano, que pese a ser una obra maestra, tiene temporadas más irregulares. Pero para mí, por encima de todas está The Wire, utiliza todo un concepto social que me interesa mucho, como dedicar una temporada al mundo del trabajo y los sindicatos, otra a la educación, a la política municipal... The Wire está haciendo un análisis social del mundo en el que vivimos apasionante y muy necesario.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios