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"El arte contemporáneo necesita una voluntad y reflexión mayor"

  • El pintor expone 'Raja y grieta. El aire en Guerrero' hasta el próximo día 2 de octubre. La muestra forma parte de un ciclo de exposiciones que revisitan la obra del artista granadino.

José Guerrero ya no es el único habitante de su obra,  Jesús Zurita, entre otros creadores, forma parte de un ciclo de exposiciones que tienen como objeto revisar y revisitar la figura y la creación  del artista granadino. Hasta el próximo 2 de octubre se puede disfrutar de la exposición del pintor Jesús Zurita Raja y grieta. El aire de Guerrero en el museo del granadino. Con esta iniciativa se pretende que artistas plásticos aporten su mirada personal a la colección del Centro. 

-¿Cómo surgió la idea de esta exposición?

-Fue una propuesta que me hicieron enmarcada en un ciclo de exposiciones que tiene lugar en el Centro Guerrero, que comenzó con una muestra de José Piñar y que va a tener continuación con otros artistas de Granada o vinculados a ella. Consiste básicamente en revisitar la obra de José Guerrero y llegar a un territorio nuevo en esa conjugación.

-¿Qué relación hay entre su obra y la del pintor granadino?

-Hay una relación muy estrecha

 aunque en apariencia mi obra no tenga nada que ver con la suya. El observar y estudiarla me hizo conocer mucho más en profundidad la pintura y, sobre todo,  muchos recursos de ésta que son fundamentales. Por ejemplo, para mí el eje fundamental de la pintura es la composición y  fue Guerrero el que me lo señaló. 

-¿Cuáles fueron sus comienzos en el arte? 

-Llegué desde el cómic. Yo quería dedicarme a ello pero fracasé en el intento. Y mientras estaba fracasando fui descubriendo la pintura como una alternativa mucho más profunda que recorrer. Había asuntos que eran totalmente nuevos para mí, pero por  lado otro tenía la sensación de que yo pertenecía a ellos desde siempre. 

-¿Tiene pensado volver al cómic?

-Es una espinita que tengo clavada. Me gustaría hacer uno. Aunque le tengo mucho respeto, estoy intentando encontrar la fórmula para hacer que mi trabajo pictórico pueda llegar también al cómic y que se vinculen. Amo el cómic y sigo siendo consumidor. 

-¿Qué destacaría de su obra?

-Sobre todo la narración. Al final acabas hablando de los grandes temas como vida y muerte. De lo que te atañe y lleva las riendas de quién eres. 

-¿Tiene algún tema central que le mueva a coger el pincel?

-Cuando me pongo a trabajar no tengo una tesis a la que recurrir, no hay una idea que pretenda demostrar con mi trabajo. Los grandes temas que he comentado antes llegan a mí más tarde, cuando observo lo que he hecho. Trabajo mi obra de manera muy concienzuda, trabajo las escenas, que es lo que suelo representar. Es decir, elementos que se relacionan , y las tensiones que surgen entre ellos, de ahí viene la narración, de ese momento exclusivo. 

-¿La obra dirige la narración de alguna manera? 

-No tengo la intención de demostrar nada en concreto. Porque no me gusta imponerme narrativas exteriores. Por eso no suelo recurrir a simbología evidente, simplemente dejo que el público reaccione. Me gusta la reacción directa y no dar las muletas del mensaje concreto. Prefiero que mientras el público esté aquí establezca alguna conexión con la obra y cuando se vaya esa relación esté aún funcionando en algún nivel de su cabeza o de su alma. 

-De eso trata el arte contemporáneo pese a lo que se suele pensar.

-Creo que eso es una de las consecuencias de la necesidad que tiene la gente hoy en día de agarrarse a unas muletas . De poder entrar a ver una obra y saber qué es lo que hay ahí y una vez que lo sabes ya puedes irte porque lo has entendido. Hay una voluntad de consumir la obra antes que de relacionarte con ella. Hay artistas que tienen esa opción como discurso, pero no creo que sea el modo de actuar del arte contemporáneo, que requiere una voluntad y una reflexión mayor. Es algo tan sencillo como llegar a la obra sin prejuicios. Permanecer en la obra sin tener que alzar las armas, no decir ¿estoy en contra? o ¿estoy directamente a favor?. Sencillamente hay que dejar que la cosa fluya.

-¿Ese sería el consejo que le daría a los consumidores dearte contemporáneo?

-Si tuviese que darlo supongo que sí. Pese a todo el respeto que me da el espectador, que a fin y al cabo es para quien trabajo, tendría que ser ese: que se acerque a la obra y que esté con ella, y que cuando se vaya sea con un recuerdo activo, que es lo que nos enriquece. 

-¿Cuales son sus artistas de referencia? 

-Por donde podría empezar... Para mí arte contemporáneo y arte clásico es uno y lo entiendo de la misma manera. Y todos los artistas me emocionan y me hacen vibrar. Por ejemplo Richard Serra en la escultura. Me gusta mucho por su comprensión de la materia que es algo que está en desuso   por parte de la mayoría de los escultores actuales. Hay muy poca gente que trabaje en esos códigos y que lleguen a las magnitudes plásticas a las que él llegaba. Eso es algo que me emociona profundamente. 

-¿Hasta dónde le gustaría llegar como pintor? 

-Como pintor no, tengo aspiraciones como persona. Es así como lo entiendo. No puedes desvincular el ser pintor del hecho de ser una persona con toda la ética y moral que ello conlleva. Puedo ser una buena persona o no, pero el pintor que sea es consecuencia de cómo soy como ser humano. No nos engañemos.

-¿Ha llegado a exponer en otros países?

-Sí. Expuse en Tokio y también este año en Nueva York y Méjico. Voy hacerlo en Berlín en septiembre y luego en Italia y en Francia.

-¿Nota alguna diferencia en cuanto a la acogida del público?

-Es complicado. Estar aquí me obliga a venir a la sala pero en otros casos llego, expongo y me marcho. En bastantes ocasiones  hay muchos kilómetros de distancia, por lo que no sé exactamente cuál ha sido la afluencia de público ni tampoco sus reacciones ante mi obra.

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