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De la realidad a la ciencia ficción

  • El palacio de la Madraza inaugura su nueva temporada de exposiciones con la artista palenciana Marina Núñez y su visión de la vida y la muerte

De la exposición que la artista palentina Marina Núñez inauguró ayer en la Madraza se sale con esperanza. A simple vista, su trabajo tiene un aspecto de destrucción, desolación y muerte pero en una segunda mirada se descubre que tras esa serie de calamidades ella hace que la vida continúe, de diferente forma.

Núñez atrapa pequeños jardines tropicales en un mundo desolado y los hace custodiar por gigantescos guardias metálicos que parecen retar a quien esté dispuesto a dañarlos. A través de modelos aparentemente ya sin vida, la artista provoca destellos, luces que indican que no hablamos de muerte, sino de transformación. "Me gusta jugar con las ruinas que hay en la Madraza para dar una idea de regeneración porque después de unas ruinas o de unos personajes fantasmagóricos, siempre hay algo que nace de la crisis", explica Marina Núñez.

Es la primera vez que esta artista de Palencia expone en Granada. La comisaria de la muestra es Cocha Hermano. "Marina une el arte con la ciencia ficción, estamos ante una exposición multidisciplinar que incluye fotografía, instalación y vídeo con el hilo conductor de la muerte y la transformación", explica Concha Hermano.

Aunque la ciencia ficción está muy presente, "no se trata de una interpretación literal de cómo veo el futuro. Desde luego, la capacidad del hombre para destruir el mundo está ahí, es una amenaza real, pero aunque llegáramos a ese punto, quiero pensar que siempre habría algún tipo de salida y es lo que trato de mostrar con mi obra", comenta la artista.

La presencia de la mujer es otro de los temas recurrentes "por una cuestión política feminista", puntualiza Marina Núñez. "Me gusta la lucha contra el canon dominante y el feminismo ha estado siempre en lucha contra ese canon dominante, retándolo".

A la hora de retratar a las mujeres en su obra, las presenta como seres acabados, con la piel disuelta "precisamente porque se están convirtiendo en otra materia, en algo líquido, como forma de expresar que no están muriendo ni desapareciendo, sino transformándose en otro elemento que también puede ser apetecible, como el agua".

En otra de sus obras más interesantes escoge la ciudad de Pompeya, precisamente para representarla con las llamas del volcán calcinándola a su paso y sembrando la muerte y la desolación pero, al mismo tiempo, dibuja el mar como esa madre que da vida y que todo lo acoge para transformarlo.

En definitiva, una invitación a saber mirar más allá, que bajo el título Identidad y vestigio permanecerá en el palacio de la Madraza, hasta el próximo 16 de diciembre.

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