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José Bedia Un nómada del tiempo

  • El artista cubano expone en Sandunga 'Analogía mística', una serie de dibujos y pinturas donde rescata la admiración por la naturaleza de las tradiciones indígenas

José Bedia no es un artista contemporáneo. Dice que es un nombre que realmente no llena sus expectativas. Tampoco es un artista primitivo. "Eso sería un quiero y no puedo". La galería Sandunga expone Analogía mística, una serie de veinte dibujos y pinturas de Bedia que demuestran cómo es posible ser un artista revolucionario rescatando las tradiciones primigenias. La cultura indígena recorre todas las fases de su obra.

Nacido en La Habana (Cuba) en 1959 pero residente en Miami (Estados Unidos) desde 1993, Bedia es fundador de la Generación de los 80's cubanos, integrante del grupo Volumen I y está considerado como uno de los grandes creadores de América Latina. Siempre, aunque hace años que no vive en la isla, mira a "Cuba, a su tradición, a los temas que tienen que ver con la influencia afrocubana porque son mis raíces", explica desde Miami.

De la cultura indígena le atrae "la forma impecable en que ellos se acercaron al fenómeno de la naturaleza a pesar de que contaban con medios técnicos muy limitados. Los revolucionarios fueron ellos". El artista trata de interpretar ese arte que considera vanguardista para devolverlo al público.

"Mi obra se fundamenta en los mitos del Palo Monte o Regla de Palo. Baso mi trabajo en las tradiciones populares", explica Bedia. Ese credo, de origen bantuy que procede de los esclavos de menor nivel cultural llegados a Cuba y catalogados como 'congos', trabaja con los poderes de la naturaleza y de sus elementos. Un lugar destacado en la Regla de Palo lo ocupan los símbolos gráficos de carácter sagrado para identificar a los espíritus, antepasados y orichas a los que se solicita el permiso para realizar las diferentes ceremonias culturales.

Él vuelve a llenar esos símbolos de vida: "Intento volver a ciertos orígenes derribando barreras y tratando de recuperar ese poder ancestral". La espiritualidad, el rito, la magia y la vida cotidiana aparecen en sus dibujos y pinturas como arquetipos que definen su obra y le identifican. Utiliza todos esos signos incluyendo en algunas de sus obras mensajes en lenguas ya perdidas incluso.

Sus dibujos tienen algo de cómic, "de historieta cómica", dice Bedia. Poseen también un cierto aire rupestre aparentemente sencillo y lineal pero que está cargado de magia para comunicarse con sus dioses particulares, con seres poderosos de la naturaleza a los que hoy en día se tienen demasiado olvidados. En unos casos el negro sobre blanco es suficiente. En otros, el color inunda sus cuadros.

Hay dos líneas que identifican el trabajo de Bedia. Por un lado, el tratamiento antropológico que hace en sus pinturas de las culturas ancestrales de origen africano o de los pueblos autóctonos latinoamericanos, australianos o de Oceanía. Y por otro, la forma en la que recoge y trasmite la magia típica de los antiguos rituales tanto en sus pinturas como en sus instalaciones con mensajes en antiguos lenguajes.

El artista se formó en la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro y el Instituto Superior de Arte en La Habana. Ha expuesto su obra en el MoMa de Nueva York o el Centro Popidou de París.

Sin embargo, Bedia no se considera un artista contemporáneo como le suelen calificar. "Últimamente me decepciona el arte contemporáneo. Me decepciono porque está tocando cosas que a mí personalmente no me interesan, ni en la temática ni en la técnica".

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