Si hay un producto que simboliza Motril es la caña de azúcar. Traída por los árabes y llevada después por Colón a América, fue el sustento durante siglos de la economía, no sólo local, sino de todos los pueblos de alrededor y de la Alpujarra, ya que en la época de zafra (corta de la caña de azúcar) venían multitud de personas a trabajar.

En 2006, la zafra y la molienda de la caña de azúcar desaparecieron, porque no era un producto rentable, pero se convirtió en un factor de primer orden en el ámbito turístico, con importantes infraestructuras como el Museo Preindustrial de la Caña de Azúcar, ubicado en el antiguo ingenio de Lucas Palma, y con las continuas puestas en valor de naves de la fábrica de Nuestra Señora del Pilar, futuro Museo Industrial del Azúcar de la Costa Tropical, para que no se perdiera su significado histórico.

Con la filosofía de recordar ese pasado reciente y de conocer esta seña inequívoca de identidad de la comarca, el camping Don Cactus ha organizado una experiencia para los turistas que alberga en su establecimiento. Así, alemanes, daneses y clientes de otras nacionalidades han podido ejecutar con sus propias manos el proceso de la zafra y molienda de la caña de azúcar con un trapiche accionado a mano de finales del siglo XIX.

Los propietarios de este camping pusieron a disposición de los extranjeros algunas cañas de azúcar, que fueron plantadas en el interior de sus instalaciones. Así, los turistas las cortaron imitando la tradicional zafra y luego este producto pasó uno a uno por los rodillos de una prensa manual (trapiche) que han convertido esas cañas en un dulce, sabroso y vigoroso licor que luego tomaron como justo premio a su esfuerzo.

Según Álvaro García, responsable de las instalaciones y de la iniciativa, lo más importante fue mostrar a los turistas que se trata de una zona privilegiada de Europa, donde se dan este tipo de productos que ahora mismo se relacionan por otros lugares más exóticos pero que en realidad sólo distan un par de horas de avión de sus países.