La crónica del martes de Feria

“Ahí yo no me monto... o sí”

Ambiente en la 'calle del infierno' este martes de Feria.

Ambiente en la 'calle del infierno' este martes de Feria. / Miguel Ángel González/Candela Núñez (Jerez)

"Ahí yo no me monto”. Después de tres días festivos (el sábado, más o menos), este martes fue el primero laborable y de vuelta al cole, de cierta tranquilidad en el Real, de transición hacia más jornadas grandes de la Feria, que se vislumbran este miércoles con el Día de las Mujeres. Sea como fuere, este martes, la protagonista fue la ‘calle del infierno’ por ser el Día de las Cacharritos, una alegría para padres y abuelos... (y para los niños) que vieron reducidos en dos euros los precios de las atracciones. Un clavazo menos, teniendo en cuenta que la cosa anda normalmente entre 4 y 8 ‘trompos’. Y si tienes más de un crío, tiembla.

Los niños llegan a cierta edad en la que ya no quieren montarse solos. Eso del carrusel ya no les mola y empiezan a saborear el riesgo: llámese, la noria de 30 metros, a cuyas cabinas no les falta detalle, tienen aire acondicionado y hasta música, “y se ve tó jeré”; o pedir “porfi, porfi” subirse contigo en el Ratón Vacilón. Ahí llega la frase de “¿¡cómo!? Uf, yo ahí no me monto”. Cuando creías que el tiempo de pegar saltos voladores en la jaula del Barco Vikingo había pasado, te ves dando vueltas sobre ti mismo en el mencionado Ratón, tras mil “porfi, porfi”. “Oh, cielos. Venga, hagamos la cola”. Mientras, sabes para tus adentros que el próximo año te pedirá algo ‘peor’. Traga saliva y ‘p’lante’. Añádele los dos payasos que se arriman a tu hijo para hacerse la foto y pedir después la voluntad. Total, faltaría ahora el sonido de la caja registradora cuando se abre y la cara que se le queda a uno.

La cosa es que el calor, como es tradición, no podía faltar tampoco e hizo acto de presencia de forma contundente. Y así permanecerá hasta el domingo, con un poquito de levante, para no perder la costumbre. Temperaturas que no achantaron la afluencia a los cacharritos, que se fueron llenando a medida que transcurría la tarde.

Un martes de Feria caracterizado por un escaso paseo de caballos, que este miércoles empezará a lucirse, aunque ciertos expertos insisten en sus quejas del “mamarracho” que sigue siendo, aunque hay de todo, claro está. También se sigue escuchando la música discoteca a cualquier hora. Casetas sin cocina, que ignoran, pasan de las advertencias municipales, con DJ dándolo todo desde el mediodía en adelante y volviendo majaras a los entoldados de alrededor.

El refugio estaba en la sombra. Y desde la sombra observar el panorama. Visitantes que deambulan sin saber muy bien qué está pasando, y a ver quién se lo explica. Ni falta que hace. Lo mejor es vivirlo y donde fueres, haz lo que vieres.

Va bajando el sol y apetece despejarse, salir a pasear por el Hontoria, cambiar de caseta, ir de una actuación en otra. La semana da para mucho y hay que dosificarla. Hay quien la tiene perfectamente planificada, pero luego ya sabemos lo que pasa, que la cosa se lía y no te vas cuando querías. Y al día siguiente te acuerdas de toda la familia de quien te agarró por el brazo y no te dejó marchar. Sí, hoy puede ser otro gran día. Si no, siempre nos quedará el Ratón Vacilón... 

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