Al alba. Con entusiasmo y fervor. Los primeros armaos que hacen la guardia o escolta a los pasos del Señor de la Sentencia y la Virgen de la Esperanza en la Basílica asumen la jornada más larga de su vida como macarenos.
Ellos estarán siempre pendiente de los dos pasos presididos por los sagrados titulares. Ser armao es un honor y un privilegio anhelado por cientos de macarenos. Lucir el traje diseñado por el inolvidable Juan Manuel es una oportunidad única.
La Centuria Romana macarena tiene sus propias normas, convivencia, obras de caridad, pregón, ensayos… Pero nada como el día de hoy. Interminable y corto al mismo tiempo. Es la noche de los sueños macarenos, una forma más que singular de vivir la fe.
Casco, coraza, plumerío… El sonido del tambor inconfundible. Largo es el día, eterna la Madrugada.
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