Andalucía

Hundimiento del PSOE de Andalucía

  • El resultado incontestable entierra el modelo de 'baronías' impuesto por Chaves hace 20 años

Un militante muestra la papeleta con el nombre de Susana Díaz en la sede de la agrupación del PSOE de Triana.

Un militante muestra la papeleta con el nombre de Susana Díaz en la sede de la agrupación del PSOE de Triana. / julio muñoz / efe

El resultado ha sido sorprendente e incontestable. Gana Pedro y pierde Susana. Pero ella no pierde sola. Patxi López recordó en el debate del pasado lunes que las victorias son fruto de esfuerzos colectivos. Se lo dijo a Susana para bajarle los humos de ganadora. Hoy cabe utilizar el argumento al revés: las derrotas también son el resultado de políticas colectivas equivocadas. El PSOE de Andalucía sale tocado, hundido, de esta guerra civil que ha capitaneado en el seno de la familia socialista. Y con él, fracasa la aristocracia del PSOE, los aparatos actuales y pasados del socialismo español. Felipe González, Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero y compañía han entrado en el panteón de dirigentes ilustres, con la etiqueta pasado.

La victoria de Pedro Sánchez, sacada a pulso por muchos militantes de base y unos pocos cargos institucionales, amortiza un modelo de partido impuesto por Andalucía desde los años 90, en el que los barones territoriales condicionaban el poder y la capacidad de decisión del secretario general. La clara victoria respalda a Pedro con más poder del que tuvo ningún líder del partido desde Felipe González. Qué haga con esa fortaleza es una incógnita, porque su versatilidad permite cualquier augurio. Al mismo tiempo, la derrota deja a Susana en una situación de debilidad en Andalucía. Ha perdido su vitola de ganadora y el que haya tenido miles de votos menos que avales refuerza la impresión de que todas las firmas no fueron voluntarias. Ayer presumió de haber sacado dos de cada tres votos en Andalucía, pero lo cierto es que no ganó en ninguna otra región. Su rechazo en el resto de España ha sido clamoroso.

El aparato andaluz ya fracasó cuando apoyó a Almunia, Bono o Chacón antes que a DíazEl resultado frustra las aspiraciones de todos los que esperaban que corriera el escalafón

Es curioso que el aparato del PSOE andaluz ha perdido todas sus apuestas nacionales dentro del partido. Apostaron por Almunia contra Borrell y perdieron. Apoyaron a Bono contra Zapatero y perdieron. Estuvieron con Chacón contra Rubalcaba y perdieron. Y han estado con Díaz contra Sánchez y han perdido. Es un sarcasmo que la única vez que han ganado en los últimos 20 años se haya vuelto en su contra: Susana aupó a Sánchez contra Madina en 2014, para ponerse en frente enseguida.

La comparecencia de anoche de Susana Díaz, en la que no mencionó por su nombre al ganador, y su posado relámpago para no hacer un Hillary denotan que tardará en digerir la derrota en una partida en la que pensaba arrasar. Los dirigentes del PSOE andaluz están muy mal acostumbrados. Representan un partido socialista muy institucional. Tanto Chaves, como Griñán y Díaz llegaron primero a la Presidencia de la Junta y desde ese puesto oficial desembarcaron en la secretaría regional del partido. Esta confusión entre gobierno y partido ha permitido favores y colocaciones en esta región que hacen del PSOE-A una organización muy clientelar.

Con Susana Díaz han perdido todos los barones que apostaron contra Pedro el 1 de octubre. Fernández Vara, García Page, Lambán, Puig... tienen ahora su liderazgo regional en precario, tras ser desautorizados por sus militantes. No sólo las baronías van a achicar su poder orgánico en el nuevo PSOE; los barones con nombres y apellidos también verán empequeñecido su papel y algunos pueden perder sus puestos orgánicos. El caso de Andalucía podría ser una excepción, si Sánchez mantiene aquel relato de "tú a San Telmo y yo a La Moncloa". A la Susana que vimos anoche en Ferraz seguro que no se le pasará por la cabeza aspirar a la nominación socialista para la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales.

Cuando Díaz llegó al poder, con frescura y fuerza cabía la duda de si sería la primera de una nueva era en su partido o la última de la vieja época. La campaña que ha hecho la deja señalada como el último capítulo de una forma de gobernar su partido que ya es antigua. El fracaso de anoche del PSOE-A provoca una frustración en cadena de todos los que en el interior del partido en Andalucía pensaban promocionarse a la Secretaría del partido, a la Presidencia de la Junta y a todos los puestos en los que corriera el escalafón.

Díaz ha sido además víctima de las amplísimas expectativas que había levantado. La foto de anoche de los tres candidatos muestra una imagen absolutamente contraria a la de las llegadas del lunes pasado al debate. Entonces, Pedro apenas esbozaba una sonrisa, Patxi sonreía y Susana se reía tanto que parecía que sobreactuaba. Anoche la sonrisa amplia era la de Sánchez, Patxi sonreía y a Susana no le salía la más mínima alegría del cuerpo. Su cara de circunstancias denotaba que ha sido para ella una gran derrota.

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