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Donde dije Diego Mainz digo Costa

  • El ariete brasileño salda la 'semana de la polémica' con un gol y un descomunal trabajo defensivo El central rojiblanco sale mal parado tras cometer un penalti tonto sobre Villa

El hombre del tiempo vaticinó para esta semana una bajada de temperaturas en la ciudad y también avisó de la posibilidad de que el miércoles pasara un ciclón brutal por el Zaidín de nombre Costa. Con lo del frío acertó y con lo del huracán no estuvo muy desencaminado. El delantero brasileño abrió la lata y ya no comparte el pichichi con Cristiano. Pese a que el 'Lagarto' estuvo lejos de su mejor versión ofensiva, sí trabajó para la victoria de su equipo. Un penalti absurdo de Mainz que le sirve para seguir en el escaparate y poner más picante en la relación con su 'amigo' Scolari'.

La grandeza de Diego Costa es que a pesar de ser una estrella, no es un divo. Al ariete rojiblanco no le hacen falta toallas perfumadas, sólo quiere sentirse querido. El Cholo sabe mimarlo y Costa se convierte en la extensión del técnico argentino sobre el campo. Una vez marcado el gol de rigor en el 37', tocaba replegarse. El suramericano se convirtió en un peón más. Costa le echó una mano a Juanfran para tapar las internadas en la banda izquierda de Foulquier y Brahimi.

No pudo superar el 'Murillo'. El central venció a los puntos a Diego Costa. En cada balón divido, en cada falta táctica, en el juego aéreo, el triunfador fue Murillo. El zaguero del Granada crispó los nervios del brasileño, que ya de por sí sale con una guindilla al campo, como las que ponen en cierta taberna atlética de esta ciudad. Y cuando no fue el colombiano, ya estaba Foulquier, Iturra o Mainz para pararlo. Según en la zona del campo en la que cayera Costa porque otra de sus cualidades es la omnipresencia. La única vez que el 'Lagarto' se zafo de Murillo fue en el 17', cuando solo remató a las manos de Roberto, en una jugada que él mismo había creado.

Tan mal veía el panorama ofensivo que se cambió al lado de Mainz. En el costado izquierdo las cosas le fueron mejor. El central madrileño se desconcentró a raíz del error que cometió en el primer penalti a Villa y le faltó contundencia en el corte. Con el Granada más roto, la presión de los delanteros del Atlético fue efectiva. En el 61' una recuperación de balón del brasileño casi acabo en gol, pero otra vez intervino Roberto.

Murillo dejó ayer su obra incompleta. El central colombiano salió a hacerle una falta táctica a Diego Costa, que pasó el balón antes de recibir el golpe. El árbitro aplicó bien la ventaja y la jugada continuo con un error de Murillo que constituía el segundo penalti del encuentro. Se creyó que con la tarascada estaba todo hecho y al final pecó de pardillo al derribar a Villa. El ariete brasileño le dejó la pena máxima al que desde ahora es su rival en la selección española. Al final, con el 2-1 y el Granada empecinado en la remontada, el Atlético sacó a relucir eso que los puristas llaman oficio y los más románticos denominan especulación. Un arte en el que Diego Costa también es ducho.

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