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Cuando no es uno aparece otro

  • Los de Pablo Pin enganchan su quinto triunfo consecutivo en un partido en el que asomó Stone para poner las cosas en su sitio Los granadinos deben alargar su buena racha

Hace una semana nos deshacíamos en loas por la cuarta victoria consecutiva del Covirán. Pues ahora toca otro 'chute' porque ya son cinco, un número que siempre da juego: no hay quinto malo, la quinta marcha... Lo importante es que los de Pablo Pin siguen sumando y que han dado un pasito más para estar en los play off por el ascenso a la LEB Oro. Y ya puestos a mantener la brega, pues a intentar estar en la mejor situación posible porque si algo ha demostrado la escuadra nazarí es que en el Palacio de Deportes tiene todo un activo que puede rentar mucho en los momentos de la verdad.

no tan fácil

Ya avisaba Jorge Ruiz -uno de los que lleva corbata en el club y que a pesar de su juventud de esto entiende un rato- que el partido ante el Zornotza no iba a ser fácil. Por mucho que pueda decir el marcador final, con más de 25 puntos de diferencia, la verdad es que a los granadinos les costó romper el partido. Siempre por delante, pero sin apuntalar las diferencias, sobre todo en el primer tiempo, en el que los vascos se volvían a meter cuando parecía que la victoria en casa era coser y cantar.

esos tiros libres

Lo cierto es que de salida los jugadores del Covirán ahogaron a sus invitados, que parecían más fuertes en la zona, con una buena defensa. El marcador se estiró no pocas veces, pero la cuerda no se rompió por varias cuestiones, entre ellas la pobre puesta en escena desde la línea de tiros libres: cuando se anotó el primero ya se habían fallado muchos, demasiados.

la 'pintura'

También costaba un mundo meter balones bajo el aro. De hecho, muchos de los puntos de Jesús Fernández, que llevó el peso de los suyos durante todo el primer tiempo, fueron desde más allá de la línea de 6,75. Esto conllevaba problemas en el rebote ante un equipo con muchos centímetros. Y así estaba el panorama, con un marcador apretado, James apenas aportando y sin noticias de Schoof, cuando apareció Jordan Stone. El pívot demostró que la zona existe y que debajo de la canasta se anota con más facilidad. Lo difícil, claro, es llegar al sitio, y esto es lo que hizo. Su presencia en el tercer cuarto fue el pilar en el que se apoyó el definitivo despegue del Covirán, que mediado el acto ya fue un vendaval.

salida

Tras varios encuentros seguidos en el Palacio ahora toca ejercer de visitante. No hay que viajar muy lejos (a Morón), pero en el equipaje del Covirán hay una buenas dosis de moral y confianza que, bien administradas, pueden tener un efecto demoledor para el rival. A ver si la próxima semana contamos que sigue la racha. El próximo reto es la sexta victoria seguida.

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