Granada

Un inicio de curso sin fiesta y a la fuerza

  • Policía Nacional y Local intervinieron en la salida de la comitiva académica de la Facultad de Derecho y durante el recorrido, pero la seguridad del Hospital Real se vio sobrepasada por la orden de impedir el acceso al acto.

De los seis vigilantes de seguridad del Hospital Real que necesitaron atención médica tras los disturbios del acto de inauguración del curso académico, tres de ellos están de baja médica y otro precisa tratamiento de fisioterapia. El parte no especifica nada más. Además de la gravedad de las lesiones, no se cuenta lo que podía apreciarse a simple vista: que a  la mayor parte de los guardias jurados que ayer tuvieron que contener un grupo de varios centenares de manifestantes tardará en olvidárseles los momentos de tensión. Temblorosos y doloridos, daban la impresión de haberse quedado con el susto en el cuerpo.

A los vigilantes les tocó bailar con la más fea cuando recibieron la orden de impedir el acceso de los concentrados a la segunda planta del patio lateral izquierdo del Hospital Real, donde se tuvo que trasladar el acto oficial cuando los miembros de la Plataforma contra los recortes que estaban encerrados desde el viernes se encadenaron a la mesa del crucero de la sede del Rectorado.

El objetivo, según el lema de la Plataforma contra los Recortes, era que no se celebrara nada en una situación en la que no hay nada que celebrar. Se había pedido la supresión y el diálogo no fue suficiente para pactar una inauguración oficial medianamente pacífica.

Como es tradicional, los efectivos de las fuerzas del orden que habían acompañado a la comitiva académica no entraron al Rectorado, aunque permanecieron en la puerta hasta que los últimos manifestantes salieron de allí una vez finalizado el corto acto.

La situación más violenta se vivió cuando la seguridad del Hospital Real, responsabilidad de la empresa Protección Castellana, formó un cordón humano y los cabecillas de los manifestantes decidieron que ante una prohibición por la fuerza se subiría también por la fuerza.

Se sucedieron los empujones, los gritos, incluso algún cabezazo y tras varias intentonas se consiguió arriar el maltrecho cordón de vigilantes.

Algunos de los manifestantes de la primera fila también sufrieron problemas respiratorios y se produjo alguna lipotimia.

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