Granada

"A un forense se le puede engañar, igual que a un padre, pero ahí está nuestra pericia"

  • Cree que una sociedad moderna no puede prescindir de una Medicina Legal y Forense propia de su momento histórico Ve crucial la formación y capacitación continua del equipo que dirige

Nieves Montero de Espinosa es, desde octubre del año pasado, la persona que dirige el Instituto de Medicina Legal de Granada (IML). Su nombramiento se produjo después de que el forense Miguel Lorente Acosta se incorporara a su plaza como docente en la Universidad. Ofrecer un servicio público de calidad al justiciable es su principal reto en unos momentos de crisis que también afectan a su colectivo. Temen, de hecho, que las reformas judiciales proyectadas afecten negativamente a su trabajo. La vertiente forense de la docencia y la investigación experimentarán un impulso con ella al frente de la institución.

-¿Se siente cómoda llevando las riendas de una institución como el IML?

-Pues la verdad es que por ahora bastante cómoda. El personal de este IML (personal auxiliar de autopsias, equipo psicosocial, personal de limpieza, funcionariado de tramitación, secretaría, personal de laboratorio, personal de seguridad de la Guardia Civil y por supuesto la plantilla forense) ha constituido como una pequeña familia con la que el trabajo cotidiano se hace agradable y estimulante.

-La sede en la que están ahora es un lujo.

-Totalmente. Yo creo que es algo incuestionable. Tanto el espacio como la dotación del mismo lo han convertido en todo un referente hoy en los IML de Andalucía. Creo que no sería de justicia no reconocer ese esfuerzo, aunque siempre hay algún "pero" a nivel de infraestructura y nuestra obligación como funcionarios es seguir solicitando mejoras en los medios personales y materiales, pese a la difícil situación que estamos viviendo. En algunas de nuestras peticiones tenemos suerte y en otras no perdemos la esperanza, para cuando sea posible. Al margen de ello, creo sinceramente que todo el personal de este IML estamos muy orgullosos de este edificio y consideramos que tenemos un buenísimo lugar de trabajo. Pienso que ha contribuido a una mejora en la relación entre los forenses y en la organización interna de nuestro trabajo, potenciando algo olvidado como son las funciones sociales que los IML deben de tener en aspectos docentes y de investigación, y no sólo periciales. Sí le diré que nos sigue preocupando el acceso del justiciable al no estar aún desarrollada la infraestructura del transporte en la llegada al PTS.

-¿Cómo se encontró el IML tras la marcha de Miguel Lorente?

-Miguel estuvo esta última vez muy poco tiempo, unos meses tan sólo. Pero en ese corto espacio de tiempo la verdad es que encauzó adecuadamente la dirección que el IML debe de tener y que yo comparto desde el punto de vista de gestión del mismo.

-¿Cuáles son sus principales retos?

-El primero corresponde a la esencia de nuestra función y origen, y es la de ofrecer un servicio público de calidad al justiciable. Ofrecer ese asesoramiento técnico que la ley nos otorga en la extensa materia en la que la Medicina Forense y Legal es competente a juzgados y tribunales con las máximas garantías de objetividad, cientificidad y tecnicismo ad hoc. Para ello, es fundamental y necesaria la formación y capacitación continuada del personal forense en las distinta ramas que componen nuestra actividad diaria. ¡Y en eso estamos! No podemos quedarnos anclados en la figura del forense del siglo XIX que sabe de todo. Necesitamos desarrollar los Laboratorios de Toxicología e Histopatología que este IML de Granada dispone en su estructura, y que, a diferencia del resto de los de Andalucía, tenemos en un estadío muy avanzado ya. Necesitamos ese empuje final a fin de que en el futuro podamos acortar los tiempos medios de respuesta en las analíticas y pericias solicitadas al Instituto Nacional de Toxicología de Sevilla, al menos en la gran mayoría de ellas, para Andalucía Oriental. Es muy importante también para nosotros el impulso y desarrollo de la otra vertiente , que ya he mencionado, la docente e investigadora. Este IML de nuevo es referente y es el único de los de Andalucía que tiene constituida su Comisión de Docencia e Investigación. Ya hemos comenzado con gran ilusión a darle contenido y desarrollar las funciones que la norma le otorga y que, sin duda, reportará enormes beneficios a nuestra formación interna y a la formación externa de otro personal sanitario y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, entre otros.

-¿Qué necesidades tienen actualmente los forenses en Granada?

-Creo que la común en todo el personal trabajador. Nos conformaríamos con una persona del ámbito forense más y otra del ámbito de la psicología.

-¿Cuántos ejercen en la capital?

-El IML de Granada está constituido por una sede Central y dos sedes periféricas (las sedes Este y Sur). El organigrama de trabajo en las tres es el mismo y la calidad y carga de trabajo son similares. En total, estamos trabajando en la sede Central 18 forenses, además de la secretaría y el equipo psicosocial, que cuenta con tres trabajadoras. Contamos además con 10 personas de personal administrativo, cuatro auxiliares de autopsias y dos trabajadores en el servicio de laboratorio. En las sedes periféricas contamos con seis forenses y tres funcionarios como personal administrativo. En total somos 47 personas.

-¿Harían falta más forenses?

-(Risas) Siempre.

-¿Ustedes, tan ligados al mundo judicial, también tienen sobrecarga de trabajo?

-Es una cadena de transmisión. Si ellos reciben más carga de casos, nosotros igualmente recibimos más solicitud de pericias.

-Claro. ¿Y quiénes les dan más trabajo los vivos o los muertos?

-Cada servicio tiene lo suyo. El Servicio de Patología Forense del IML de Granada está por encima de la media de ratio de 100 autopsias por forense, que es lo que sería deseable. Aparte de lo que es el número de autopsias o necropsias propiamente dichas, hay una carga de trabajo posterior hasta la emisión final del informe de autopsia muy importante. En cuanto al Servicio de Clínica Forense ( periciales sobre lesionados de tráfico, agresiones, periciales en psiquiatría, toxicomanías, etc), el año pasado se emitieron 13.818 informes sólo en las sedes Central y Sur. Para el próximo año tendremos a punto el sistema informático de gestión para todo el IML de Granada, pero calculamos que hemos podido llegar fácilmente en toda la provincia a la emisión de unos 18.000 informes.

-¿Cuántas autopsias se practican al año en Granada?

-Sobre unas 600 de media.

-Entre las personas que pasan por sus consultas están los lesionados en accidentes de tráfico. ¿Hay mucha picaresca?

-Hombre, pues alguna hay. Siempre la ha habido.

-¿Se puede engañar a un forense?

-(Risas) ¡Claro! Se puede engañar a cualquiera. A un policía, a un juez, a un notario, a un maestro, a un padre... Pero ahí está la pericia del forense. Sobre este punto, quisiera incidir en un tema importante: la permanente solicitud y reivindicación forense de que necesitamos información y corroboraciones periféricas. Necesitamos buenos atestados, así como documental precisa y no parcial. El forense es, si me permite la expresión, un instrumento más de la Justicia para llegar a esa verdad razonable y aceptable; es un "dispositivo" más y llega hasta donde llega. Es harto frecuente que nos proporcionen apenas nada para proceder a la exploración, y sólo mucho tiempo después, según convenga, se adjunta un número indeterminado de informes. A veces tenemos la impresión de esa utilización por parte de las partes, en la que nos "administran" la información según convenga.

-¿Han notado un aumento de suicidios en los últimos años por la crisis?

-Es una línea de trabajo del Servicio de Patología de este IML. El periodo estudiado no permite aún extraer resultados de los que podamos inferir una conclusión con garantías científicas. Aún no.

-¿Apoyan las reivindicaciones de jueces y fiscales?

-No hay una opinión unánime dentro del Cuerpo de Médicos Forenses. Somos ciudadanos y como tal opinamos. Lo que sí le digo es que nosotros tenemos nuestras propias reivindicaciones. En la actualidad estamos muy preocupados sobre las reformas judiciales que se están proyectando y que consideramos que, de no modificarse, nos van a afectar de forma muy negativa en nuestra dinámica de trabajo y objetividad, además de contravenir todo lo dispuesto a nivel normativo hasta ahora. Estamos muy preocupados con la proyectada reforma del nuevo Código Procesal penal y de la nueva Ley Orgánica del Poder judicial (LOPJ) y el papel del médico forense.

-A ustedes no se les ha oído protestar. ¿No les afectan la crisis y los recortes?

-No viviríamos ni en este país ni en este mundo si lo que está ocurriendo no nos afectara. Nos afecta y mucho, como a toda la ciudadanía. La situación económica nos ha tocado de forma general, y a muchos de forma particular, muy cerca. Y sí, nosotros también protestamos, pero por otras vías. Somos un colectivo muy pequeño a nivel nacional y autonómico. Con datos del Ministerio de Justicia de 2011, somos 1.073 forenses a nivel nacional frente a los 34.576 funcionarios de Administración de Justicia (cuerpos de gestión, tramitación y auxilio judicial). Y en Andalucía somos 190 frente a los 7.512 funcionarios de la Administración de Justicia.

-¿Se han corregido ya las disfunciones en su día advertidas por los jueces y fiscales en el funcionamiento del IML?

-Totalmente. Aquello fue un tema puntual que no debió de haber llegado a esa situación. Trabajamos para juzgados y tribunales y nuestras vías de comunicación deben ser siempre fluidas. Desde aquí agradezco la colaboración y el apoyo prestado al Instituto de Medicinal Legal desde la Judicatura y Fiscalía en estos momentos.

-¿Se sienten valorados por la sociedad?

-En general, por los datos que manejamos a nivel nacional y autonómico la ciudadanía sí que valora el trabajo que se realiza diariamente y en la intervención de situaciones críticas. Tenemos que seguir haciendo el esfuerzo de explicar adecuadamente el trabajo que se realiza y sus limitaciones. Las series de televisión están distorsionando la imagen de la medición forense; por un lado, nos revisten de un glamour que no tenemos, y por otro de unas expectativas de resolución irreales.

-¿Qué es lo mejor y lo peor de su oficio?

-Lo mejor, realizar bien el trabajo, y si además del resultado alguien es feliz pues mejor. Pero ya sabe que el médico forense es el único médico que cuando se presenta no debe de decir eso de "para lo que me necesite..." (Risas). La verdad es que hay buenos momentos. Cuando la investigación y el estudio de un caso te lleva a un resultado, ya sea bueno o malo, lo importante es que lo resuelves. Es muy ilusionante pensar que la Medicina Forense tiene una labor preventiva y de salud pública importantísima. Una sociedad moderna no puede prescindir de una Medicina Legal y Forense propia de su momento histórico. Lo peor son sin duda los momentos y las situaciones tan duras que los forenses vivimos en primera persona. No sólo cuando hay muerte, también a veces en las tragedias vitales de tantas personas.

-¿Cuál ha sido el caso que más le ha impactado que haya pasado por sus manos?

-Fue un tema de violencia de género, cuando aún no exista la Ley de Protección Integral. El asesinato fue tan cruel, tan bestial, y la personalidad del agresor tan fría y psicopática, que cuando lo exploré, por sus respuestas y por la actitud que mantenía, tuve que, por única y primera vez en mi vida de forense, suspender la exploración. Estaba enfadada y tuve que solicitar que lo volvieran a trasladar de la prisión casi un mes después para garantizar mi objetividad. Después de unos años tuve que informar favorablemente sobre la no peligrosidad (la víctima ya estaba muerta) para su salida de prisión en base los requisitos de la normativa legal al respecto.

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