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La prosa gana al verso por goleada

  • La cuarta edición del partido entre narradores y poetas contó con el Gran Wyoming como árbitro · El premio a los ganadores es una carta del as de copas con el nombre de dos escritoras

"Si el nivel de los escritores granadinos es comparable a su talento futbolístico está claro que Granada no vive su Siglo de Oro". Es el resumen del Gran Wyoming del partido de fútbol entre narradores y poetas disputado ayer. El presentador de El Intermedio ejerció de árbitro remolón, de esos que siguen el juego desde la lejanía. "Es que con mi experiencia soy capaz de adivinar qué van a hacer los jugadores", dice en el descanso mientras firma autógrafos y atiende a todas las personas que se quieren fotografiar con él. Una especie de mundo al revés donde el protagonista es el árbitro, el sueño dorado de trencillas como Andújar Oliver. Pero también sabe ser autoritaria llegado el caso, como el engominado Muñiz Fernández. "No le voy a sacar tarjeta pero sí le voy a apercibir", le espeta a un narrador.

El partido recuerda a Días de fútbol, la película protagonizada por Ernesto Alterio en la que un pintoresco grupo de amigos roba una equipación de Brasil para hacer el ridículo sobre el terreno de juego. Pero los poetas no afanaron las suyas, de color rosa, que no era un homenaje al Giro de Italia. Más bien una manera de reírse de ellos mismos y de su fama de 'sensibles'. Y todos con el 69 a la espalda, "ese número mágico", dice Andrés Neuman. En el bando contrario, los narradores visten menos llamativos, de color negro y con un, en principio neutro, número 5 a la espalda. "Es por lo de cinco, por el culo...", explican desde la banda.

En el bando rosa, entrenado por el editor Miguel Ángel Arcas, figuran los poetas Andrés Neuman y Juan Carlos Friebe, el periodista Paco Espínola de carrilero derecho o el catedrático de Derecho Lorenzo Morillas, un defensa rocoso. También la cantante Lara Bello, demostrando que la igualdad llega siempre antes al mundo de las letras que al deporte. Casi no toca bola, pero corre la banda con más ligereza que todos sus compañeros, que van adquiriendo un preocupante color rojo conforme avanza el partido. Por parte de los narradores, el portero Juan Antonio López lleva gafas de sol, un paso más en la recurrente gorrilla que se ponían guardametas como el Mono Burgos en los partidos de las cinco.

Con los narradores, entrenados por Alfonso Salazar, figuran Miguel Ángel Cáliz, Alejandro Pedregosa o Jesús Ortega. También los músicos de Wyoming, Los Insolventes, que se unen a los narradores para decantar al partido. "Es que juegan muy bien", se queja el entrenador de los poetas, que ven como pierden el clásico por primera vez en cuatro años con un contundente 6-3.

La copa de los ganadores llega después, en el bar. Tras el partido se les entrega una gigantesca carta de la baraja, el as de copas, con la foto de las madrinas del partidillo, en esta edición la poeta Alejandra Pizarnik y la narradora Rosa Chacell. La gran noticia del partido es que no ha habido parte de bajas y que todos han salido sanos. O al menos no mucho peor de lo que estaban... Sólo faltó la presencia de Abel Resino, entrenador del Granada CF, que estaba anunciado en el cartel. Pero esta tarde se juega la permanencia ante el Getafe, en principio, con un árbitro más imparcial.

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