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El amor o el matrimonio

  • La editorial granadina Traspiés traduce por primera vez 'Los matrimonios' y 'Louisa Pallant' dos relatos inéditos del escritor estadounidense Henry James

"¡Jamás afirmen tener la última palabra sobre ningún corazón humano!". Esta declaración emitida por el tío del joven Archie, podría atribuírsele a cualquier amante desesperanzado que recela hoy de la eternidad de un sentimiento tan vulnerable como lo es el amor. No en vano, pese a que Henry James no se le conceda el título de vanguardista narrativo como a Ezra Pound o James Joyce, sí se le puede conferir, la calidad de ser un visionario de la sentimentalidad que vendría décadas, o incluso alargando no demasiado, un siglo después. Pues, aunque el bellísimo y retorcido personaje de Linda Pallant pasee bajo una delicada sombrillita, o el de la chusca Mrs Churchley se de aire con un inmenso abanico de plumas rojas, estos personajes que parecen moverse en un cuadro pastel de Claude Monet, continúan dilatando su vigencia, en parte, porque se parecen a nosotros mismos, los lectores, que seguimos debatiéndonos sobre las idas y venidas de nuestras pasiones, reconcomios, impresiones, aflicciones, recuerdos u olvidos.

Decididamente, The marriages y Louisa Pallant, constituyen dos "pretty little histories", para robarle palabras al poeta T. S. Eliot. Son dos nouvelles que atisban el nacimiento de una "nueva clase", la cual años más tarde, el escritor norteamericano F. Scott Fitzgerald se encargaría de narrar su ocaso. El ejercicio literario de Henry James que cimentó las bases del stream of conciousnnes o flujo de pensamiento, con el afán de explorar la complejidad interna de sus personajes, desembocaría personificado en el mítico Nick Carraway de Fitzgerald, de El Gran Gatsby. Él es el personaje que observa cómo el idealismo vital de los nuevos ricos, de los burgueses venidos a más, se ha desmoronado. En Los matrimonios de Henry James, aún no puede existir ningún Nick Carraway porque la mitología del sueño americano todavía no se ha desinflado. La figura de Jay Gatsby, está a punto de nacer, el sobrino Archie de Henry James es su embrión. En este sentido, Henry James, habla desde Europa, de la sociedad norteamericana que precedería a la de Fitzgerald.

Otro asunto es el amor. Otro bien distinto el del matrimonio, aunque la cuestión del enlace marital también dé la sensación de ser tan caprichosa, pasajera, voluble e inconstante como la esencia del mejor de los romances. El matrimonio, en estos relatos, asoma como una institución sentimental difícil ya de conservar, defender o cuidar, precisamente porque no procede de un pacto sincero entre dos amantes. La relación que mantiene el Coronel Chart con Mrs. Churchley no puede sostenerse porque no se aman por como son, sino por lo que son.

Entonces, se produce una tensión ante las expectativas que genera el mismo, la idea del matrimonio, no es seno de la sensualidad sino del morbo de un domino aristocrático. Por eso, está inundada en una atmósfera pesada, cargante, falsa. Pese al conservadurismo político y social del que se empapó el escritor durante su vida en Inglaterra, los personajes femeninos que participan en una vida social distinguida al igual que James, o al menos lo aparentan, acogen ciertos rasgos posmodernos que desdoblan comportamientos en las artes amatorias que practicamos aún hoy, en la era del porno y la telerrealidad. Por ejemplo, Mrs Churchey o Linda Pallant deciden no acogerse a la primera unidad matrimonial que se les presenta, escogen la libertad que ofrece lo inesperado.

Para finalizar, pasadas unas cuantas revoluciones sexuales, mediáticas o no, ¿cómo acreditar que la búsqueda de un príncipe o una princesa azul no sigue vigente? ¿Cómo no demostrar que el matrimonio continúa como el ideal de vida en pareja más realista y juicioso? ¿El discurso del amor burgués está intacto? Revolviendo las palabras de Roland Barthes, ¿no conseguimos a través de la "obscenidad del sentimiento" una forma de llegar a la indecencia del sexo? Habrá que leer Los matrimonios de Henry James con su narrativa sutil, tímida pero acaparadora, estéticamente impecable y deliberadamente experimental y precoz, según apunta su traductora María Teresa Sánchez Montesinos. The marriages y Louisa Pallant son relatos que por primera vez han sido traducidos al castellano por la editorial Traspiés, de ahí que si queremos alumbrarnos sobre algunas cuestiones del amor, o los matrimonios, debamos de emprender su lectura.

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