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Las formas de lo oscuro

En el escritor irlandés Joseph Sheridan Le Fanu encontramos uno de los grandes valedores del vampirismo femenino, antes de que el Drácula de Stoker colonizara perdurablemente el arquetipo de vampiro. A esa estirpe de las vampiresas, más interesantes y explícitas que sus parientes varoniles, contribuyeron Hoffmann, Potocki, Féval, Gautier, Maupassant, Stevenson y el propio Stoker, cuando ensayó tardíamente una mujer-vampiro en La guarida del gusano blanco. Le Fanu es, de igual modo, el eficaz acuñador de una monstruosidad de naturaleza incierta. Una monstruosidad que toma cuerpo en los límites de la razón, y que se revela a nuestros ojos en forma de criatura maléfica y deforme o bajo la apariencia de la bestia. Así ocurre en los dos relatos incluidos en este volumen: El familiar y Té verde.

Como el lector recordará, Poe usó del gato y del gorila para concretar las fuerzas demoníacas o irracionales que acuciaban a sus personajes. También Thomas de Quincey soñará, en un sueño inducido por el opio, con mesas que se transforman en cocodrilos del antiguo Egipto. Fuseli, por su parte, acudió a la imaginería grotesca del XVI para pintar La pesadilla, figurándola como un primate que descansa sobre el pecho de una joven durmiente. Y es esta última recurrencia del primate la que usará Le Fanu en su magnífico Té verde para ilustrar la presencia -fanasmal o alucinatoria- con la que convive el protagonista del relato. En El familiar, no obstante, será un homúnculo deforme quien persiga al capitán Barton como una extraña corporeización de sus remordimientos. Se trata, en ambos casos, de presencias inexplicadas y acechantes que Le Fanu, acudiendo a un vago cienfismo a la moda, deja en una zona indeterminada entre la psicología y el ultramundo. Se trata, de igual forma, de una personificación de ciertos aspectos del intelecto humano entonces en disputa.

Las criaturas de Le Fanu, pues, como antes las de Poe, se deslizan paulatinamente desde la espiritualidad a la ciencia. Más tarde, cuando la ciencia abandone lo trascendente, habrá llegado el terror moderno. No parece casual, en cualquier caso, que los monos de Fuseli, de Poe y de Le Fanu se solapen con el mono de Darwin como fuentes del terror decimonónico.

Joseph Sheridan Le Fanu. Trad. Antonio López Crespo. Espuela de Plata. Sevilla, 2015. 196 páginas. 12 euros

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