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Los 'Días felices' del niño Ayala

  • La Maquiné estrena su espectáculo en homenaje al autor en presencia de su viuda

Se encienden las luces tras el espectáculo y Carolyn Richmond, viuda de Francisco Ayala, tiene que echar mano a unos clínex para contener la emoción. En el primer aniversario de la muerte del escritor, la compañía granadina La Maquiné consigue desterrar cualquier atisbo de tristeza con el estreno en la Biblioteca de Andalucía de la obra Días felices.

"Le hubiese encantado este espectáculo",confiesa Richmond a los integrantes de la compañía dando el definitivo visto bueno al reto de crear una obra con títeres basada en El jardín de las delicias. "Él siempre me decía que hay que seguir adelante. Mi obligación y placer es defender su obra y hacer todo lo posible para su difusión", afirma la viuda del escritor Richmond en un breve encuentro con los periodistas. "Lo importante es que con estos actos se establezca un ambiente de diálogo y de cooperación, nada de predicar, sino comunicar", continúa. A su juicio, "hay mucho que estudiar todavía y hay que abrir nuevos pasos en su análisis, como con los documentales en los que se entrevista a fondo a algunas de las personas que le conocieron".

Por su parte, los integrantes de La Maquiné también se muestran felices tras el estreno. Pero exhaustos. Los niños ríen con el títere que representaba a Ayala de niño y los mayores reconocen el regusto literario. "Estudiando la obra de Ayala nos daba la sensación de que teníamos que crear algo paralelo a su tipo escritura", confiesa Elisa Ramos, directora de La Maquiné junto a Joaquín Casanova y también protagonista en compañía de la actriz Lola Martín. "Él escribía mucho relato lírico, algo muy afín a nuestras pretensiones escénicas, que es hacer poesía visual".

Respecto a la idea de presentar a Ayala como un niño, Martín dice que al escritor le gustaba recrear su infancia, de la que siempre decía que era su paraíso. "Además no le gustaba que le recordasen a través de sus retratos de anciano", matiza tras su máster acelerado en la vida y obra del autor de Muertes de perro. "Era un reto hacer una obra sobre Ayala por el carisma y las ideas tan claras que tenía, más difícil aún por ser un espectáculo pensado para todos los públicos", continúa.

En este sentido, y pese al montaje marcadamente expresionista, los niños rompen en carcajadas cuando estalla un globo que transporta al niño Ayala. "Es el doble esfuerzo porque no queremos hacer un espectáculo infantil y pretendemos que los padres también se interesen y puedan ver algo que los niños todavía no pueden comprender".

Y Carolyn Richmond, como representante de Francisco Ayala y de los expertos en su obra, también aprueba la función. "Nos ha hecho emocionarnos porque hemos hecho un trabajo de investigación de casi cuatro meses y su comentario era que habíamos captado la esencia de la obra de su marido", confiesa la directora de La Maquiné entre el orgullo y el alivio. Por último, ¿qué regusto les ha quedado tras estos meses de trabajo? "Sobre todo la emoción por las cosas bellas", concluye.

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