La esquina

josé / aguilar

Los hombres de Sánchez

EL secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, legitimado por su elección directa por los afiliados socialistas al amparo del saludable principio de "un militante, un voto", será legalizado este fin de semana por los delegados al congreso extraordinario del partido, más atentos que nunca a representar la voluntad expresada por las bases.

La designación de su Ejecutiva está envuelta en las tensiones propias de todo partido a la hora de repartirse el poder orgánico, atemperadas en esta ocasión por la propia elección democrática del líder y por la necesidad perentoria del PSOE de cerrar filas y recuperar la perdida unidad. Sánchez ha resuelto por decreto la delicada cuestión de escoger a su número dos, el secretario de Organización, y lo ha hecho nombrando a un joven diputado (33 años), César Luena, actual secretario del PSOE de La Rioja, que ya tuvo ese mismo cargo en las Juventudes Socialistas.

La razón principal de esta elección no resulta difícil de entender: Luena es un hombre de la absoluta confianza del secretario general a punto de confirmación. Sin conocerle e ignorando completamente cómo va a ser su gestión, alabo el gusto de Pedro Sánchez. Ha hecho lo correcto porque sería empezar su dirigencia con mal pie si su secretario de Organización saliera del baile de presiones, cuotas territoriales y agradecimientos exigidos a las que está siendo sometido en vísperas del congreso.

Se ha extendido la idea, en efecto, de que Sánchez tendría que hacer una ejecutiva integradora y representativa del conjunto del PSOE. Como objetivo genérico, es plausible, pero llevado a sus últimas consecuencias significaría que la Ejecutiva federal del PSOE debería ser un reflejo de la correlación de fuerzas resultante de las elecciones a secretario general. O sea, que en la Ejecutiva deberían estar seguidores de Madina y Pérez Tapias en la proporción de votos obtenida en las primarias. Una barbaridad: los dos perdedores coparían la mitad de la Ejecutiva o más (sumaron algo más del 50% de los votos) y el secretario general triunfante quedaría o en minoría o maniatado.

Para que funcione, la ejecutiva del PSOE no puede ser como un parlamento, sino como un órgano efectivamente ejecutivo, de dirección y mando. Incluso ante el poderío del PSOE andaluz Sánchez no puede dar la imagen de que es un dirigente bajo tutela al que le imponen su equipo. Que lo forme a su conveniencia, y ya se verá si se ha equivocado o ha acertado.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios