El agua va a ser un bien escaso y como tal, caro, y las obras para aprovecharla, una prioridad política y social.

Las autonomías han olvidado que son la representación del Estado para convertirse ellas mismas en el propio Estado.

Mientras en Francia las calles están incendiadas y Macron contra las cuerdas, aquí no se mueve una hoja. Por ahora.

Ni la Junta ni su presidente han logrado pasar el mensaje de que la ley de regadíos era neutra para Doñana.

El PP y Vox mantienen una pugna por el predominio político en las zonas de agricultura intensiva.