Crónica personal

Pilar / cernuda /

Paso atrás de Artur Mas

ARTUR Mas logra convertirse en noticia incluso cuando Cataluña disfruta de una de sus fiestas más emblemáticas, San Jordi, con su arraigada tradición de regalar un libro y una rosa, una de las más bellas costumbres que empieza a cuajar en el resto de España. Mas logra titulares en plena vorágine del escándalo Rato, aunque quizá habría que buscar una explicación a su capacidad de ser noticia que necesita desesperadamente inventar algo cuando advierte que los medios de comunicación pueden recoger lo que menos le conviene: por ejemplo, que una vez más sus viajes al extranjero han sido un fiasco. No logra que le reciba ni un mal director general.

Advierte ahora que si ERC no cumple con lo pactado tendría que replantearse la convocatoria de las elecciones plebiscitarias que había anunciado para el 27 de septiembre. Como excusa, vale para quienes la quieran "comprar", pero cualquiera que conozca superficialmente lo que ocurre en las alturas políticas de Cataluña sabe que el aparente paso atrás de Artur Mas -veremos qué pasa de aquí a septiembre- tiene poco que ver con que ERC le apoye con más o menos entusiasmo en el Parlamento.

Que existe un divorcio entre Mas y Junqueras es un secreto a voces, la relación no es lo que era, está plagada de decepciones mutuas. Por otra parte, a ninguno de los dos les ha gustado el resultado de la consulta ilegal, el porcentaje de votos independentistas no alcanzaba ni el 30% del censo. Pero hay más: Duran Lleida no está por la labor de apoyar la llamada "hoja de ruta independentista" de su socio, y si bien es cierto que en los últimos veinte años son varios los momentos en los que Unió ha amagado con romper la coalición, esta vez la situación es más seria. Duran se siente traicionado por Mas porque Mas sabía perfectamente que ni él ni la mayoría de los votantes de Unió son independentistas, y además Duran ha pedido el alta en el colegio de abogados de Barcelona, lo que indica que prepara su abandono de CiU, y probablemente de la política activa.

El 27 de septiembre era, y todavía es, una fecha que podría decidir el futuro de Mas. Hace dos años adelantó elecciones para intentar que se incrementara su número de escaños hasta el punto de alcanzar la mayoría absoluta, pero perdió casi la mitad de los que tenía. La cosa no pinta mejor ahora. Por eso ha advertido que se está replanteando la convocatoria de elecciones plebiscitarias en esa fecha.

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