A poco más de un mes de que comience la septuagésimo tercera edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, su director, Antonio Moral, está en plena cuenta atrás para su salida del certamen que ha dirigido en los últimos cinco años. Un lustro en el que el decano de los festivales de este país, se ha enfrentado a las peores circunstancias de su historia, como fueron los meses de pandemia, siendo el único certamen de sus características de Europa que fue capaz de celebrarse en medio de aquellas terribles circunstancias.

Un lustro en el que su director ha duplicado los ingresos por patrocinios, ha pulverizado todos los récords de venta de entradas, de asistencia a los espectáculos que ha programado, en el que casi ha multiplicado por dos el número de conciertos y de días en los que Granada se convierte en la capital española de la música. Un lustro en el que el Festival se ha dado a conocer por toda Europa, donde aunque parezca mentira, no era lo conocido que se merece. Un lustro, en suma, en el que Antonio ha devuelto al FIMD el prestigio que se merece.

Pues bien, a pesar de tan brillante gestión, al finalizar la próxima edición del Festival, Antonio hará la maleta y se irá. Es muy posible que ustedes se pregunten el por qué y la respuesta es tan sencilla, como la de que Antonio nos deja por la falta de apoyo de buena parte de las instituciones que conforman el consorcio que rige los destinos del certamen. Tan simple y tan mezquino.

Antonio, cuyo contrato finaliza ahora, solo puso una condición para renovarlo: que el Festival dejará de ser un consorcio para convertirse en una fundación, figura jurídica mucho más operativa para gestionar un certamen como el nuestro y que permite, por ejemplo, que sus patrocinadores puedan desgravarse un importante porcentaje de la aportación que decidan hacer. La Junta se ha cerrado en banda, nadie sabe porqué razones, y Antonio se va dentro de tres meses.

Sepan ustedes que va a ser muy difícil suceder en la dirección a este conquense de pro. Y lo va a ser porque Antonio es uno de los mejores cinco gestores culturales de este país y porque su agenda internacional no tiene precio, como lo demuestra la excelente programación que nos ofrece este año.

Si Xavi, que no ha ganado nada, ha reconsiderado su decisión y seguirá al frente del Barca, también me permito decirle a nuestro director “Antonio, quédate”.