La esquina

josé / aguilar

Los de más paro, y parados

LA comunidad europea con mayores tasas de desempleo está sumida en una crisis política de envergadura, con un Gobierno en funciones que funciona -obviamente- poco, una parálisis institucional de tomo y lomo y un feroz enfrentamiento entre los partidos políticos llamados a arreglarla.

Que no, que no estoy hablando de una región perdida de la Grecia profunda, sino de una región desarrollada de la España que figura entre las quince primeras naciones del mundo. De Andalucía, mismamente. Los datos los ha difundido puntualmente Eurostat, la agencia estadística de la Unión Europea: Andalucía encabeza el listado de las 272 regiones europeas en niveles de desempleo. Y no debe andar lejos de los primeros lugares en padecimiento de una larga crisis institucional.

En el momento más inoportuno, cuando se vislumbran signos ciertos de reactivación económica -también aquí-, Andalucía está pendiente de celebrar un debate de investidura que resuelva al fin quién va a regir sus destinos en los próximos años, con qué mayorías que lo sustenten y qué consejeros van a liderar los departamentos de un Gobierno que se quiere, y se necesita, estable y sólido. En fin, los requisitos mínimos imprescindibles para subirse al carro de la recuperación nacional y ofrecer garantías jurídicas, políticas y sociales a los inversores foráneos y, por supuesto, a los autóctonos, que son aún más dependientes de la Administración y menos propensos a correr riesgos.

Algunos consejeros del Gobierno en funciones lo reconocen en privado: todo está parado. Lógico. La incertidumbre no es precisamente el mejor caldo de cultivo para la iniciativa. Incluso desde el punto de vista psicológico se comprende que un responsable en situación de interinidad no va a poner en marcha un proyecto ni impulsar un programa de acción que igual se trunca antes de nacer formalmente. ¿Y qué decir de los funcionarios? Pues que cumplen sus tareas rutinarias y no se complican la vida.

Así estamos. En expectativa de destino. A la espera algo desesperanzada de que unos y otros pongan de su parte para sacarnos del embrollo político que detiene a las instituciones y frena a los agentes sociales y económicos. Como todo lo que va mal puede empeorar, no hay que descartar que recorramos la escalera que va del estancamiento al retroceso. Imaginen que esto desemboca en unas nuevas elecciones... Seguiremos mañana.

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