Quosque tamdem

luis Chacón

Moderación ciudadana

NO siempre el más fuerte es el más poderoso. Hay gigantes con pies de barro y también quienes pareciendo irrelevantes ejercen un inmenso poder por su influencia. Son los que encarnan el verso de Wallace pues desde siempre, "la mano que mece la cuna es la mano que domina el mundo". Parece que el PSOE andaluz ha comprendido - mejor tarde que nunca- que no basta con ser el más votado para convertir a su candidata en presidenta. Incluso puede que sea ya consciente de la enorme debilidad de su primacía.

El principio de acuerdo entre Ciudadanos y PSOE que si se reduce a la mera abstención es insuficiente para investir a la señora Díaz, ha generado en diversos medios una idea más que errónea, interesada. La aritmética del parlamento andaluz no ha de repetirse en los ayuntamientos y por tanto, no es razonable anticipar decisiones futuras sobre posibles pactos que el propio PP aceptaría gustoso si le permitieran conservar un buen puñado de alcaldías importantes tras el descalabro del 22 de marzo.

Interpretar el sentir de un cuerpo electoral es complejo. Más aún, cuando todos conocemos la rapidez con la que algunos votantes se arrepienten de su decisión, sea la que sea. Es más fácil encontrar ciudadanos dubitativos que convencidos aunque estos últimos griten más y gocen de infinita vehemencia.

Si acaba siendo cierto el fin del bipartidismo, nuestros líderes políticos habrán de aprender el viejo arte de negociar. Tras cada cita electoral se iniciará la correspondiente ronda de negociaciones y acuerdos entre diversas fuerzas cuyos resultados serán imprevisibles y no se sellarán necesariamente con los aliados tenidos por lógicos y habituales.

El objetivo de Ciudadanos no debe ser actuar como aliado natural de nadie ni mucho menos, el de venderse al mejor postor. Entiendo que los votantes, en un ejercicio de madurez extraño en muchos de nuestros dirigentes, creen necesario que España tenga, como durante medio siglo ocurrió en Alemania con los liberales del FDP, un partido que modere los radicalismos de los dos grandes cuando las mayorías absolutas los ensoberbecen y atontan. Probablemente, una parte importante de los votantes a los que el señor Hernando llamó naranjitos lo había sido del PP. Pero esta vez, han preferido que Ciudadanos modere al PSOE antes de que Podemos lo radicalice con experimentos bolivarianos que no están dispuestos a sufrir mientras puedan evitarlo con su voto.

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