PUEDE que tras leer estas líneas, algunos de ustedes -o quizá muchos- piensen que más que una columna de opinión han soportado una soflama, un discursito moralizante de tres al cuarto o el desahogo propio de algún orador incomprendido como los que desde hace décadas braman en la mítica speakers'corner del londinense Hyde Park, ofreciendo remedios milagrosos a los problemas de este mundo incomprensible y complejo que nos ha tocado vivir. No se lo reprocharé. Más que nada porque en este caso podría contestarle a quien se sienta molesto lo que el mítico Rhett Butler a la caprichosa Scarlett O'Hara en la escena final de Lo que el viento se llevó: "Francamente, querida, me importa un bledo".

Y es que hay noticias que hasta al más templado de los mortales le acaban sacando de quicio. Me avergüenza leer que un grupo de científicos de la Universidad de Granada necesita un ridículo millón de euros para culminar los ensayos clínicos del Bozepinib, un fármaco que ha demostrado su eficacia contra el cáncer de colon, mama y melanoma en sus pruebas con ratones y que ahora necesita realizar el ensayo clínico en humanos. El profesor Marchal -director del proyecto- es un científico honrado. Por eso advierte que necesitará unos cinco años de trabajo y no genera falsas esperanzas. Admite que no puede garantizar que se demuestre efectivo. Todos sabemos que cualquier político en campaña nos aseguraría su absoluta eficacia y dejaría el plazo en poco más de un año para luego ir justificando sucesivas prórrogas.

Estos científicos han dedicado dieciocho años de trabajo a buscar una esperanza para millones de personas. En el mismo período de tiempo -y esto sólo es demagogia si se generaliza- más de un cargo público se ha limitado a calentar una poltrona y cobrar pingües salarios limitándose a votar lo que le dijeran. La excusa es la falta de fondos en el país de los asesores analfabetos, los aeropuertos fantasmas, las televisiones públicas arruinadas y las Cajas de Ahorros rescatadas de la quiebra provocada por sus gestores políticos. Y se ha tenido que promover una recogida de firmas para que de algún presupuesto, alguien con una pizca de sentido común decida destinar un millón de euros a comprobar la eficacia del Bozepinib.

Con razón, a veces, miramos a nuestros líderes y pensamos qué razón llevaba Warren Buffet cuando dijo que sólo cuando baja la marea sabemos quién nadaba desnudo.

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