Crónica levantisca

juan Manuel / marqués Perales

Errejonazo

PODEMOS no asaltará los cielos, es posible que Íñigo Errejón sea Alfonso Guerra, pero Pablo Iglesias no se parece a Felipe González. Errejón es tan listo que se hace algo el tonto, no le veía el color a la convergencia con IU si no era para fichar algunos cabezas de lista en las provincias con más dificultades, gente cool del tipo Alberto Garzón por Málaga donde proponía que Podemos fuera en coalición con un partido instrumental que no llevase por nombre el de Izquierda Unida. Su hombre en Andalucía, Sergio Pascual, lo había explicado muy bien: en algunas provincias, como en Málaga o en Granada, nunca en Sevilla, Podemos podría presentarse como "Podemos guión lo que sea", pero ese indefinido no sería IU, sino otra cosa, aunque sí estuviera IU. Ya sé, es muy complicado pero ya saben: dos comunistas en un mismo desierto se afilian a partidos distintos, y uno de ellos es un revisionista.

Pablo Iglesias perdió fuerza frente a Errejón con el mal resultado de las elecciones catalanas, y Juan Carlos Monedero vino a rematar la idea común cuando al día siguiente del 27-S proclamó que Podemos pierde cuando deja su ser. En realidad, no ha ganado nunca y cuando ha podido cantar victoria ha sido, precisamente, cuando convergió con la izquierda en las listas de las municipales de Barcelona, Madrid, Santiago o Cádiz. De esto sabe mucho más Carolina Bescansa, que también está hecha de materia gris, pero lo que ha ejecutado Errejón es una retirada táctica: hagamos partido, contemos cuántos somos de verdad, evitemos más disidencias con gente extraña como los de Izquierda Anticapitalistas y los que puedan venir de la mano de IU y leamos Mientras tanto hasta que no conquistemos el cielo.

Errejón es un secretario de Organización de un partido de corte clásico, necesita un grupo parlamentario bien controlado en el Congreso y aún cree que Podemos puede pescar votos entre la gente indignada que no se sitúa bien en el binomio izquierda-derecha, por eso le acusa Alberto Garzón de centrista. La convergencia con IU no pudo ser esta vez, pero será.

El PSP de Tierno Galván necesitó su tiempo para ser absorbido por el PSOE, y ahí había más odio y soberbia. IU intentará fraguar una marca que aúne a otros grupos de izquierdas, Garzón se presentará a esas primarias y tendrá cuatro años para que él y cinco diputados más negocien la fusión con Iglesias siempre que éste no termine en el mismo Gobierno con Pedro Sánchez.

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