El balcón

Ignacio / Martínez

Tiempos interesantes

LA campaña que empieza el viernes va a cambiar el mapa político nacional y la manera de ejercer la política en España. Todavía quedan reminiscencias del torpe talante para eludir debates de gobernantes o candidatos bien situados en las encuestas. Rajoy huye de ellos como de una vara verde y Sánchez los selecciona. Los nuevos, Ciudadanos y Podemos, van a saco; marcando la pauta del futuro. No es nuevo, Felipe González los evitó siempre y sólo consistió debatir con Aznar en el 93, porque iba por detrás en los sondeos.

En esta ocasión el prófugo es Rajoy, mal aconsejado como en 2004; para no correr riesgos, ni meter la pata. Le llaman conservadurismo. Hay quien lo práctica en el fútbol, deporte cuyo seguimiento toma al presidente horas a la semana. Es jugar a no perder. A quien llama a eso cobardía. Es muy probable que estas sean las últimas elecciones sin debates de todos con todos. Como en Francia. Como en la denostada Cataluña de Pujol. Esto se acabará; no se podrá seguir hurtando a los ciudadanos el derecho a la confrontación de programas y proyectos. Habrá debates sin tiempos y temas pactados, con preguntas libres, con periodistas que ejerzan de tales y no de guardias de tráfico, para dar paso, o de cronometradores de la Federación de Atletismo, contando los segundos de cada intervención.

Estas cosas las acaba imponiendo el público. Es como una lluvia fina, que parece que no traspasa, pero cala de pronto. Ha pasado con la corrupción de alta intensidad. La de compra de concursos, maletines, financiación ilegal de partidos. Parecía que no pesaba en el ánimo de los electores, hasta que se hizo insoportable. Hemos visto en la cárcel a ex ministros del Gobierno de Aznar, a ex consejeros de Madrid, Valencia o Andalucía. A tesoreros del PP y de Convergencia. Al presidente del Gobierno mandar mensajes de ánimo a un presunto delincuente que estaba en prisión provisional; su contable. Pero todavía no cala la corrupción de baja intensidad, del clientelismo, del amiguismo, del nepotismo. La de colocar a los compañeros del partido que se quedan desocupados. Y en el pelotón de cabeza de esas malas prácticas está Andalucía, con 33 años del mismo partido gobernante. No cala todavía, pero todo se andará.

Pasará también con las primarias, tomadas por el pito de un sereno por quienes las hacen. Unos con paquetes de 65, otros multiplicándolas para cada puesto de la lista, otros convocándolas para que queden desiertas, porque nadie desafía la voluntad de los jefes. Y, quizá también, estas sean las últimas elecciones con listas cerradas y bloqueadas. Las listas abiertas no son la panacea, pero serían un avance. España tiene que terminar con los diputados anónimos, a los que no conocen ni sus votantes. Eso probablemente no se arreglaría sin un sistema de elección directa por distritos pequeños en los que el elegido atienda personalmente a los ciudadanos de su circunscripción.

Vienen tiempos muy interesantes. Espero.

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