Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Ni cortés ni valiente

MARIANO Rajoy es de natural educado, así como algunas personas deben esforzarse para ceder el paso, dar la mano o colocar los cubiertos a las tres y cuarto al finalizar un plato, el presidente en funciones es un dechado de buenas costumbres. Caballeroso y sereno es, sin embargo, un tanto rencoroso con aquellos que mancillaron su honor. Un editor que le tachó de mierda -el tipo, además, de maleducado, era un megalómano- pica hoy portadas sin eco en un medio digital. Pedro Sánchez le llamó deshonesto en el debate electoral y se la tiene guardada, por eso ocupó sus manos en abrocharse el botón superior de su chaqueta cuando el secretario general de los socialistas le extendió la suya. Saludo retirado en el Congreso. Mariano Rajoy debe marcharse cuanto antes, llevó bien al Gobierno durante cuatro años, pero desde el 20 de diciembre casi todo lo ha hecho mal. Dos negativas al Rey, enclaustramiento en Moncloa, incapacidad de reacción frente a los casos de corrupción, falta de gallardía para afrontar un debate de investidura y, por último, esta muestra impropia de un caballero gallego. Ni cortés ni valiente. Todo es más grave si se considera que sólo puede ser presidente del Gobierno si logra la conformidad de Pedro Sánchez. Rajoy se está suicidando de modo deshonroso, tratando de echar la culpa a otros de su muerte cobardona.

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