SI las energías que han puesto los representantes de Granada en las instituciones para debatir áridamente sobre cuándo llegará el AVE o cuándo circulará el Metro se pudieran transformar en vigor, optimismo y consenso es posible que la provincia contara ya con los dos sistemas de transporte que representan el ingreso en el siglo XXI. Sin embargo, no ha sido así y las falsos compromisos, las fechas ficticias, las discusiones bizantinas y las críticas no constructivas, como sería deseable, sino destructivas, han jalonado las noticias de los últimos años sobre la alta velocidad y el transporte urbano. Y, por lo que se ve, la agria e inservible polémica no va a decaer hasta el mismo día, aún improbable, en que se inauguren ambos sistemas. Los gobernantes, o sus representantes en Granada, insisten en dar fechas que luego no se cumplen, con el consiguiente desaliento , y la oposición, representada por el Ayuntamiento, convierte en fiesta política cada frustración.

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