La colmenala colmena

Magdalena Trillo

La Granada del G-9

HAY quien puede valorar que la noticia de que laUniversidad de Granada ha pasado el primer corte para convertirse en Campus de Excelencia Internacional no merece más que una nota perdida en cualquier página de periódico. Extraños criterios. Bien saben los rectores que lo que se están jugando es la vida de sus mandatos. Subirse al tren y formar parte de un selecto club de centros de primera división o quedarse en segunda. O en preferente.

Lo decía González Lodeiro este jueves cuando se anunció oficialmente que la UGR competirá por entrar en el 'top ten' final (el 30 de noviembre lo sabremos) y enfatizaba que el CEI es una etiqueta de calidad que va mucho más allá de las siglas y los papeles. Es financiación. Es dinero para terminar infraestructuras y empezar otras nuevas. Dinero para investigadores y proyectos. Dinero para conseguir que los doctores encuentren trabajo en las empresas. Dinero, también, para crear ese ambicioso proyecto de campus universitario que la UGR ha diseñado en el PTS y que sigue pendiente de la simbólica primera piedra (confiemos que este miércoles el consejero y el rector ajusten sus agendas y pongan fin a los rumores de que el dinero ha 'volado' a otros proyectos más urgentes).

En plena crisis, con los recortes a la investigación que acaba de aprobar el Gobierno en el proyecto de Presupuestos del Estado para 2010, ser Campus de Excelencia dará a Granada acceso a 10 millones de euros con un préstamo a fondo perdido y le dará prioridad para optar a subvenciones de otras administraciones. No es un título más. No es una deferencia ni una palmada en la espalda. Es estar o no. Contar o no.

"Universidades de excelencia" es, justamente, la apuesta que hacía Griñán en la apertura del curso académico de este año cuando aseguraba que la prioridad en 'sus' presupuestos es la Educación. Si se cumple lo previsto, probablemente sea la única cartera que vea incrementar las partidas. Habrá que ver, sin embargo, cómo se afronta el siempre polémico reparto de fondos en las universidades. Si se congela, lo que en la práctica no es sino una pérdida de financiación, y cómo se realizan las compensaciones provinciales. Más ahora, con la absoluta falta de 'defensores' de Granada dentro de la Consejería de Martín Soler tras el cese de Sánchez Pozo como director general de universidades y su relevo por la vicerrectora de Almería María Victoria Román.

Con independencia de la solvencia de la UGR, de sus indicadores científicos y de su posición en los ranking internacionales, está claro el peso que tendrán ahora los criterios políticos y regionales tanto en las cuentas de 2010 como en la resolución de la última fase de los Campus de Excelencia. A la espera de que la Junta haga público su proyecto de presupuesto para poder valorarlo, lo que parece acorde a la 'lógica política' en el caso de los CEI es que Andalucía pierda al menos uno de los proyectos que se han colado entre los 15 candidatos últimos.

Granada tiene una fortaleza innegable: Salud y Tecnología. La unión de sus dos proyectos para conformar ese gran Campus de Excelencia y su vinculación al PTS será clave en la evaluación final. La idea es hacer del conocimiento el principal valor de desarrollo de la región. Promover relaciones entre facultades, centros de investigación públicos y privados y empresas para crear un "ecosistema de conocimiento". La marca de Granada es Salud y Tecnología, justo uno de los "mercados innovadores" que el secretario de Estado de Innovación subrayaba el pasado viernes en su comparencia en el Congreso cuando detallaba los "cinco vectores para el cambio de modelo productivo" y explicaba las estrategias para situar a España entre las diez economías más innovadoras del mundo en 2015. El G-9 de la Innovación. Esta vez parece que Granada ha cogido el tren. Sólo falta saber si es un sitio vip en el AVE o un puesto en el vagón de cola en el tren de mercancías.

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