Cómete Granada

El lugar que sus sentidos recordarán

Hay lugares que se quedan en la memoria sensitiva durante mucho tiempo, y especialmente si el sentido del gusto y el paladar son los que han quedado satisfechos. Esto ocurre en el restaurante Pastrana 10, donde tras probar sus platos algo de ellos queda durante mucho tiempo en el disco duro de sus clientes.

Alberto Molina Sánchez y María Luisa Muñoz Ávila regentan desde el año 2000 este restaurante de altura, un lugar donde sabes que vas a comer bien pase lo que pase.

La historia de su propietario ha estado siempre ligada a la hostelería de nivel: ha trabajado en Francia, Inglaterra y en Palma de Mallorca, donde fue metre algunos años hasta que decidiera montar allí su propio restaurante y hacerse cocinero. En el año 2000 Alberto decidió volver a su ciudad, Granada, comprar un local y empezar de nuevo con su nuevo negocio. Eso sí manteniendo la esencia de profesionalidad y buen gusto que lleva consigo.

Esta pareja tienen su propio huerto, por lo que tanto las verduras como los huevos y carne de gallina campera las traen de casa. Este es uno de los ingredientes clave de la cocina del Pastrana 10: la calidad de sus productos y su "cocina de mercado", es decir, que sus platos especiales varían según la temporada y los alimentos frescos del día.

Los que María Luisa y Alberto más recomiendan son, por supuesto la caldereta de bogavante, que destaca por su increíble sabor y cremosidad; la parrillada de verdura; el arroz con pollo campero; las habas con jamón; el arroz con bogavante o el pollo campero. Algunos platos, por su elaboración sólo se hacen por encargo. De hecho, el Pastrana 10 tiene como clientela habitual las cenas o comidas de empresa y reuniones. Estos días por ejemplo acogieron una mesa de 60 personas que "quedaron encantadas con la caldereta de bogavante", cuenta Alberto Molina.

Este selecto restaurante, además de tener un servicio muy profesional, formado por los dueños y dos camareros más, también cuentan con un establecimiento a la altura de su gastronomía: dos salones grandes, y uno de ellos privado para cenas o comidas especiales.

Su jornada comienza con los desayunos y se prolonga hasta la noche después de la cena. Y entre su carta de carne destacan la presa, la pluma y el secreto ibérico, y el entrecot y chuletón de buey. Entre los platos de mar hay que subrayar el bacalao con tomate, la sepia con sofrito, el papillotte y los mejillones al vapor.

Aunque no pueden quedarse fuera sus especialidades en entrantes como las croquetas de rabo de toro, los mejillones rellenos gratinados, los boquerones rellenos de morcilla o el paté casero. Todos ellos auténticas delicatesen.

Respecto a sus tapas, que no pueden faltar en ningún bar de esta ciudad, en el Pastrana 10 sirven los platos calientes que preparan en el día, como la exquisita crema de calabaza.

Además, no hay buen restaurante que no tenga el mismo nivel de vino que de carta, por lo que el Pastrana 10 puede presumir de contar con una amplia gama de referencias en vino. Toda la enoteca está compuesta por etiquetas con denominación de origen, entre las más destacadas están el Belezos, Paco de Quintana, Conde de Valdemar, Viña Ardanza, Protos y Marqués de Cáceres.

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