3el negocio de la comida ambulante en el real de almanjáyar

Con el camión 'a cuestas'

  • Los dueños de los 'food truck' se ponen cada noche el delantal en el recinto ferial

Un grupo de amigos avanza hacia uno de los food truck -camiones de comida ambulantes- del Corpus. Son un icono de todo recinto ferial que se precie, pero probablemente los grandes olvidados. El concepto de feria evoca las atracciones o las casetas, pero cuando aprieta el hambre ahí están ellos, a la espera de cerrar una temporada mejor que la anterior. Y es que la crisis ha estancado el negocio en los últimos años. Su cliente más habitual son los jóvenes. Los que llegan, pues aprovechan para cenar antes de entrar en las carpas, y los que se van después de un no parar de bailar en las pistas de las carpas.

Juan Ernesto Borbón es de Albox, provincia de Almería, y lleva once años regentando uno de estos negocios. En su caso una heladería que, cuenta, "va muy bien aunque de un tiempo a esta parte la feria haya perdido su tradición de siempre. Antes era algo del pueblo. Ahora se lleva más el perreo y la bebida".

Los tiempos han cambiado y las costumbres culinarias de la gente también. A los bocatas de siempre ahora se unen shawarmas y paninis. En la caravana de Juan Rubio y Juan Antonio Cortecera, naturales de Torredelcampo (Jaén) los precios son muy competentes. Ellos llevan quince años en esto y lamentan que ahora se venda "menos que antes por culpa de la crisis económica". En su caso, los shawarmas son los que cautivan al público, "porque cuestan menos y tiene mucha cantidad", relata el primero de los dos empleados que, cada año, se hacen del orden de quince a veinte ferias.

Avanzando por la calle Martinetes se se vislumbra el camión de El Boquerón, él prefiere que lo llamen así. No hace falta decir que es de Málaga. A pesar de que su negocio es de los más grandes y que, cada año desde hace treinta, visita unas cuarenta ferias, este empresario asegura que la campaña de este año está siendo "malilla". "Ocupamos cuatro metros lineales por los que pagamos cerca de 5.000 euros", sentencia.

En el cruce de Maimones y Martinetes Javier Moral regenta el mítico Mesón Brasil. Un lugar de culto para los amantes de las raciones, los bocadillos y los asados. Es gigante y, aunque no está instalado en un camión sí que se traslada así de ciudad en ciudad. Él empezó en El Salón. "Entonces se llevaba más el pollo asado y el pinchito. Ahora, los calamares y otros asados". Moral emplea a 20 personas y su inversión ronda los 30.000 euros. Así es la vida de estos currantes de la itinerancia que van con el camión, y la comida, a cuestas.

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