Como la noche y el día. Así se ha mostrado el Club Baloncesto Granada esta semana, que ayer logró  una gran victoria ante el Akasvayu pocas horas después de haberse mostrado casi como un equipo de colegio ante el Estudiantes. Los jugadores de Sergio Valdeolmillos, esta vez sí, ofrecieron casta, coraje, sacrificio, derroche físico y, a pesar de algunas lagunas, muchos momentos de gran brillantez que deleitaron a los aficionados que se dieron cita, sin llenar, en el Palacio. El resultado positivo permite que el equipo acabe el año con ocho victorias, algo inédito hasta ahora, que se siga optando a poder estar en la Copa y que el técnico se eche al zurrón de su ego la cincuentena de triunfos en la ACB como responsable del banquillo granadino.

Muchas fueron las claves por las que el CB Granada derrotó a un poderoso conjunto como es el Akasvayu y casi todas se centraron en realizar todo lo contrario de lo que se hizo en el Telefónica Arena. Donde entonces hubo pasotismo, descoordinación, blandura, anarquía, desgana, fallos, individualismo..., ante los gerundenses se ofrecieron ganas, ideas, fortaleza, orden, colectividad, acierto... Además, estuvo un excepcional Gianella (30 puntos) y un Pecile (20) más asentado. Ambos fueron los principales responsables de imponer un ritmo infernal ante el que tuvo que claudicar la escuadra de Pedro Martínez, que además de llegar escasa en efectivos, se encontró con que Víctor Sada, uno de sus mejores hombres, tuvo que dejar de jugar antes del descanso por una lesión.

Valdeolmillos, sabedor de que buena parte del éxito pasaba por  la lucha en la zona, sorprendió de salida al poner a Nacho Martín sobre Marc Gasol  y en los primeros compases el vallisoletano apenas dejó maniobrar al MVP de la Liga. Una defensa presionante y de anticipación, el control del rebote, la velocidad y el acierto en el tiro permitieron al CB Granada dominar el primer cuarto con cierta comodidad. Eso sí, el peaje se pagó en forma de faltas personales: a los cinco minutos Curtis Borchardt se tuvo que sentar en el banquillo con dos y más tarde lo hizo Martín, con tres.

El segundo acto fue el momento en el que el CB Granada pudo romper el partido, pues llegó a ponerse trece puntos arriba mediado el mismo (47-34, tras un triple de Page a 4’ 15’’ del descanso). Y lo que pudo haber sido se esfumó antes del descanso. La defensa de los locales, que no estuvo a la altura en este cuarto, fue prácticamente nula a partir de entonces. Los gerundenses anotaron con demasiada facilidad una y otra vez desde todas las posiciones hasta empatar la contienda a 52, cuando Cvetkovic saldó con eficacia dos tiros libres tras sacar la tercera personal a Borchardt, que se unió en esta faceta a Martín y Page.

El mal momento de juego de los granadinos tuvo su continuidad tras la reanudación. El Akasvayu volvió a la cancha con mayor equilibrio ofensivo y amagó con iniciar un despegue peligroso. Tras un parcial de 6-12, que puso el marcador en 58-64, Valdeolmillos pidió un tiempo muerto. A su conclusión apareció otro equipo. Sirva como ejemplo el cambio de actitud de Borchardt, que al retornar a pista anotó sus primeros dos puntos y comenzó a hacerse valer en el rebote. El equipo volvió a correr y, con un Gianella  estelar, se firmó un parcial de 10-0.

A partir de ahí el compás lo marcó el CB Granada, que estuvo por delante hasta el final. En los últimos diez minutos, que comenzaron con cuatro puntos de ventaja (78-74), los locales pasaron por encima de sus rivales. Martín tuvo tiempo de despedirse con un triple, Pecile demostró que puede jugar con temple, Scepanovic que es la sensatez botando y que Borchardt, sin estar a tope, es Borchardt. Ayer, el equipo dejó claro que lo ocurrido ante el Estudiantes fue un mal día, aunque ahí se perdieron muchas opciones coperas. Pero aún se puede...