Los Miami Heat inauguraron la final de la NBA con un triunfo ante los Dallas Mavericks (92-84), que cedieron ante la gran defensa local y el protagonismo ofensivo de LeBron James y Dwyane Wade.

James alcanzó los 24 puntos y Wade añadió 22 tantos y 10 rebotes en una noche feliz para los Heat, que cargaron de razón a quienes les consideran como favoritos para conquistar el anillo de campeón. "Es un paso más que nos acerca a lo que queremos, que es el título. Pero el partido ya es historia. Ahora lo que debemos hacer es preparar el duelo del jueves para mejorar lo que hicimos mal en el primero", declaró James. Los Heat confirmaron su fuerza como local y sumaron su noveno triunfo en casa en estos play off en otros tantos encuentros jugados en Miami.

Chris Bosh agregó 19 puntos y Mario Chalmers hizo 12 para unos Heat que sobrevivieron a un mal porcentaje del 38,8% de acierto en los lanzamientos. A cambio, ganaron el rebote por 48-36. El alemán Dirk Nowitzki lideró a los Mavericks con 27 puntos, aunque se torció un dedo de la mano izquierda.

Los Mavericks no pudieron superar el poder físico de los Heat en defensa y se quedaron en un 37 % de acierto en los lanzamientos, su peor porcentaje y su segunda peor anotación en estos play off. "Somos un equipo veterano y no podemos hundirnos por una derrota", exigió Nowitzki. Para ello, los Mavericks deberán solucionar dos cosas: su pésimo ataque y su respuesta en los momentos decisivos.

A pesar de sus malos porcentajes, los Mavericks entraron cuatro abajo en el último cuarto (65-61), pero cometieron errores ofensivos. Wade y James no perdonaron. El alero de los Heat anotó 15 puntos tras el descanso y James protagonizó el momento estelar del partido: Con ventaja local 79-73, puso un tapón a Shawn Marion y luego logró una jugada de tres puntos, provocando el delirio de los Heat y la depresión de su rival.

Miami volverá a ser el escenario del segundo encuentro de la serie, que comenzó con un partido de poca calidad, pero muy físico y con dominio del favorito.