Antonio Gallego Jurado, consejero de Migasa y presidente de Ybarra, alertó ayer del gran reto al que se enfrenta el aceite de oliva en los próximos años: cómo hacer que el consumo crezca al ritmo de la producción sin que los precios se hundan. Según explicó ayer en el desayuno coloquio organizado por Grupo Joly y patrocinado por Cajasur, la última campaña ha acabado con 1.250.000 toneladas de producción en España, la que entra acabará previsiblemente con 1.600.000 y la de 2019-2020 puede llegar a dos millones. Los precios ya están notando esta mayor abundancia de aceite. “Se ha pasado de cuatro euros el litro a 2,5 en tan sólo 45 días. Eso es muy difícil de gestionar y la solución no puede ser bajar el precio, tiene que ser razonable”. ¿Cómo se consigue eso? Subiendo el consumo en el mundo. “Y para eso hace falta mucha promoción. Los fondos de la Interprofesional son insuficientes, siete millones este año. Eso sólo es un 0,2% de la facturación total del sector, unos 3.000 millones”.
Gallego recordó que el consumo de aceite de oliva ha bajado en los últimos tiempos un 16% en los grandes países por el alza de precio. Ahora, con la caída provocada por el aumento de producción, “es posible que se recupere a un ritmo lento” y se vuelva en dos años al nivel previo. Pero advierte: “La solución para vender más no puede ser bajar los precios y espero que se haga algo para subir el consumo [con un precio razonable]. Que sobre aceite y tengamos que pedir ayuda para el almacenamiento (subvenciones públicas europeas para retener el aceite y así reducir su cantidad en el mercado) sería un fracaso para todo el sector”.
En este sentido, reclamó una mayor implicación por parte de la administración, ya que las aportaciones a la Interprofesional para la promoción son básicamente privadas, de más o menos euro por litro producido. “El sector ya está aportando, por lo que es el sector público el que tiene que poner de su parte”.
Gallego aportó tres ideas más sobre el aceite de oliva. La primera, que es un sector muy difícil de gestionar, por la volatilidad de los precios, y especialmente para las empresas grandes, ya que tienen que mover mucho stock. La segunda, que no cree que el arancel de la aceituna de mesa en EEUU se reproduzca con el aceite, ya que California sólo produce el 8% de las necesidades de consumo en el país, que importa 300.000 toneladas al año. Y la tercera, que el consumidor en España aún no está lo suficientemente formado. “Mira el precio y no se asoma para ver otras cosas”, como que el aceite refinado es mejor para freír y el virgen extra para ensaladas y guisos. También evidenció que España es líder mundial en ventas, hasta el punto de que su gran rival, Italia, sólo está en la primera posición del ranking en dos países: Alemania y Canadá. En el resto manda España.
Gallego también se refirió al aceite de girasol, del que Migasa es también un gran productor. Y se mostró muy optimista, pese a que la coyuntura, con precios bajos por la altísima producción mundial, no invita a ello. Según él, esta circunstancia y el menor consumo del aceite de palma en beneficio de este producto ha aumentado un 26% el consumo en España y a nivel mundial el 90% del incremento de aceites vegetales corresponde precisamente al girasol. Para el presidente de Ybarra y consejero de Migasa, España, en esta ola de aumento del consumo, tiene que centrarse en el girasol alto oleico, de mayor precio y en el que Europa es deficitaria. “Es un producto cada vez mas valorado, en sólo tres años su consumo se ha dado la vuelta en toda Europa. Fríe tres veces más que un aceite girasol normal y la gente se está dando cuenta de que puede pagar más dinero”.
“Creo mucho en el aceite de girasol y creo que la situación actual se va a dar la vuelta”, afirmó Gallego, que cree que en países como China tiene mucho más recorrido este producto que el aceite de oliva, por la diferencia de precios. “El de oliva está a ocho euros y el de girasol a dos, la diferencia es brutal”, afirma.
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