María Isabel Moresco | Psicóloga

“Las redes ofrecen mucha carga destructiva”

La psicóloga María Isabel Moresco.

La psicóloga María Isabel Moresco. / Miguel Ángel González

–¿Qué es lo que más preocupa hoy día cuando hablamos de trastornos de las conductas alimenticias?

–Pues sobre todo la cantidad de incidencias que hay, cada vez más, entre adolescentes y preadolescentes porque empiezan a edades muy tempranas. Desde antes de los 13 años, niños con 10 u 11 años, ya está habiendo casos de bulimia y anorexia nerviosa.

–¿Y a qué cree usted que se debe?

–Especialmente a las redes sociales y dispositivos digitales. Dese cuenta que a los niños de hoy les llega una gran información, mayormente de manera incontrolada, y claro, con esa edad no tienen su cerebro desarrollado y no son capaces de gestionar todo ese material. Al final, si no se controla, puede generarles trastornos, sobre todo con el tema de la alteración de la imagen corporal.

–El problema está en el canon de belleza que se vende entre los jóvenes...

–Existe una idealización del cuerpo hoy en día, y todos quieren tener el cuerpo perfecto. Eso crea una distorsión de la realidad, de tal forma que muchas adolescentes se ven muy obesas cuando están excesivamente delgadas. En la actualidad, la imagen corporal está condicionada por el peso y por la comida.

–¿En qué medida afecta también la información que dan los llamados influencers?

–Bueno, afecta bastante, porque en algunos casos, esas personas, los denominados influencers o instagramers, ofrecen determinados consejos que nada tienen que ver con la realidad e incluso en la mayoría de los casos, carecen de formación. Al final, están ofreciendo una carga destructiva importante, porque ya no sólo afecta al ámbito alimentario, sino también a otros ámbitos. Por ejemplo, ahora también hay mucha vigorexia, la obsesión por el aspecto físico que al final acaba afectando también a los hábitos alimenticios.

–(....)

–Tampoco ayudan algunos comportamientos de los padres. Hay que tener en cuenta que para los niños, los padres son una referencia, y claro, si a diario ven a su padre o a su madre pesarse continuamente o yendo al gimnasio de manera compulsiva, al final, eso influye en los hijos.

–¿Qué problemas son los más comunes?

–La verdad es que actualmente hay una gran diversidad pero sí que existe una gran incidencia de trastornos de ansiedad y trastornos de alimentación. Por ejemplo, el tema de la bulimia nerviosa en la que el paciente come en exceso, se producen atracones en un periodo de tiempo corto, algo que les produce una sensación de placer y frustración al mismo tiempo. En la bulimia se producen esos atracones de comida que luego se compensan con conductas como la purga o el vómito. También suele haber abuso de diuréticos o laxantes. De cualquier modo, desde mi punto de vista, el problema más grave es la anorexia nerviosa que produce una alteración tan grande en la persona que tiende a no comer.

"Cada vez hay más incidencias en las conductas alimenticias de adolescentes y preadolescentes”

–¿Y cómo se detectan estos problemas?

–A veces son difíciles de detectar sobre todo en adolescentes, pero ni para los padres ni para los adolescentes. Por eso es importante que los padres reconozcan la enfermedad, y luego, que el niño o la niña sean conscientes de la enfermedad, que suele ser difícil. Como en todo, es importante la prevención, porque mayormente, los padres nunca piensan que sus hijos tienen ese problema. Luego, una vez detectado, debemos abordar una intervención progresiva y lenta, en la que a veces se requiere internamiento, y donde hay que trabajar a nivel individual, a nivel grupal y a nivel de familia. Hay que tener en cuenta que estas enfermedades suelen afectar mayormente a niñas, y además, suelen ser niñas muy brillantes académicamente, es decir, muy inteligentes, perfeccionistas y muy cuidadosas. Una enfermedad que va poco a poco aislándolas socialmente.

–¿En qué medida afecta el uso del móvil a edades tan tempranas?

–Muchísimo, y es otra de las cosas cada vez más frecuentes, sobre todo porque ahora con los algoritmos, a los niños les llega información en los móviles sin pedirla. En mi opinión, es una barbaridad que un niño o una niña tengas un móvil desde los 8 o 10 años, como los hay actualmente. Ni siquiera teniendo control sobre ello. Si uno cree que el desarrollo madurativo de tu hijo es el adecuado, puede dar el paso en una edad adolescente, pero aún así se necesita un control, tanto a nivel educacional como a nivel social. En este sentido está habiendo también muchos problemas con adolescentes por temas de pornografía y por adicciones. El acceso a todo tipo de dispositivos digitales tienen gran culpa de ello.

–¿Es bueno entonces poner límites?

–Sí, es necesario pero también lo es tener una comunicación fluida con los jóvenes y tratar de explicarles ciertas cosas, para así poder filtrar toda esa información que les llega por redes. Es bueno dar a nuestros hijos autonomía pero tenemos que ser conscientes de la gran carga de vulnerabilidad. Por todo eso hay que poner límites y horarios, sobre todo a los usos de aparatos tecnológicos y especialmente a la hora de comer, comer en familia.

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