Tender Son - The Frankenstein Project. Director: Kornél Mundruczó. País: Hungría-Alemania-Austria. Año: 2010. Duración: 108 min. Con: Kornél Mundruczó, Rudolf Frecska.

Puntal de nuevo cine húngaro diseñado para los festivales, tan asiduo en la competición Oficial de Cannes como en la de nuestro festival de cine europeo, que ha presentado ya con éste tres de sus cuatro largometrajes, Kornél Mundruczó iba para relevo del gran Béla Tarr, quien no en vano le dio su beneplácito produciendo su segunda película, el musical contemporáneo y expresionista Johanna, y se ha quedado en eterna joven promesa con tendencia a repetirse.

Si ya Delta dejaba bien claro ese quiero y no puedo que nos remitía a las más desgastadas fórmulas del viejo cine del Este, Tender Son - The Frankenstein Project, adaptación tan libre como explícita del famoso libro de Mary Shelley, parece querer salir de la cosa rural y telúrica de su anterior filme para, nueva tragedia familiar mediante, apuntar hacia un terreno metacinematográfico que sitúa al propio director en su epicentro interpretando el papel de un cineasta que prepara el casting para su nueva película. Así, en su arranque, Tender son nos recuerda a aquella especular Salaam Cinema de Makmahlbaf para crear a su monstruo particular, un joven vengativo que regresa a casa en busca del padre tras escaparse del orfelinato, a partir de metáforas y símbolos gritados a voces y la habitual e injustificada puesta en escena retórica y manierista que dice, también bien alto, "aquí estoy yo".

Pretenciosa y falsamente trascendente, la película avanza a duras penas por el territorio del mito y las etapas de la tragedia anunciada para dejarnos lo mejor (es un decir) para el final: una interminable secuencia en las cumbres nevadas en la que se proyectan dos padres y dos hijos (los protagonistas de la película por un lado, y el director y Béla Tarr por otro) con tan poca sustancia edípica como palpable incapacidad para asimilar las lecciones del maestro.