Cultura

Una réplica a Robinson Crusoe

  • El donostiarra Pedro Aguilera propone en 'Naufragio' un "viaje al revés" al descrito en la novela de Daniel Defoe y un intento de "romper con la típica película de inmigración"

Con La influencia, un debut marcado por un despojamiento formal de aires bressonianos, Pedro Aguilera se ganó el favor de la crítica atenta a las propuestas más radicales, la reputación de joven director educado en la cinefilia militante y el respaldo del mexicano Carlos Reygadas. Sin embargo, el donostiarra, que no se considera "purista", se desmarca de sí mismo en su nuevo trabajo. Naufragio, dijo Aguilera tras presentar la película en la Sección Oficial del festival, es el resultado de su apuesta consciente por hacer "algo más loco, más contradictorio".

El filme nació de una lectura del Robinson Crusoe, que defraudó al cineasta. La novela le pareció "cateta, colonista y religiosa", explicó Aguilera, que echó de menos en las páginas del libro la existencia de un "conflicto interior" y lamentó la ausencia de "sexualidad". Esa experiencia dio pie finalmente a Naufragio, en cierto modo su "intento de réplica" a la obra más conocida de Daniel Defoe, un "viaje al revés" al descrito en la novela, contado, dijo, desde la perspectiva de Viernes, el personaje que más le interesó.

Aguilera no espera que esto "se comprenda", pues es "sólo una de las lecturas" de la cinta. En el nivel "más obvio", matizó, trata el "viaje existencial de una persona" y plantea "una crítica al colonialismo". Ambientada en un mar de invernaderos y en el escenario árido de un pequeño pueblo -fruto de su interés por la "España profunda" y la "gente bruta"-, Naufragio narra la accidentada llegada a la costa de Almería de Robinson, un inmigrante que mantiene una intensa comunicación con voces y espíritus dentro de su propia cabeza, algunos de los cuales lo empujan a matar a un hombre. Esta peripecia le sirve al autor para modelar a un personaje "misterioso y con fuerza interior, un ser puro" enfrentado a un entorno de brutalidad.

Aguilera aseguró haber conseguido "hacer exactamente la película que quería hacer, incluso con sus errores". Esa película que estaba en su cabeza se proponía también "romper con la típica película de inmigración", un fenómeno social que en el cine español se suele tratar con una "visión paternalista y básica"; mostrar su fascinación por creencias y prácticas africanas como "el vudú, la magia, el animismo, formas de energía arcaica que hablan de la relación con los animales y la naturaleza, el contacto puro con las cosas que nos rodean"; y reflejar la influencia en su cine de "Jerzy Skolimowsky [presente en esta edición del certamen], Nicolas Roeg, Monte Hellman o Andrzej Zulawski", autores de películas "híbridas" y "aparentemente deslavazadas" que le encantan.

Otra película que compite por los giraldillos es The Poll Diaries, del director y guionista alemán Chris Kraus. Basada en hechos reales, aunque la historia de amor es en parte ficticia, la cinta está ambientada poco antes del estallido de la Primera Guerra Mundial en la Estonia de 1914, en una especie de comunidad integrada por germanoparlantes, súbditos del zar y detractores del nacionalismo estonio. Allí llegará un anarquista herido, al que atenderá, y del que poco después se enamorará, la hija de un inquietante doctor cuyos experimentos remiten macabramente a lo que aún estaba por llegar a Alemania. Kraus se inspiró en la vida de una tía abuela suya, la escritora Oda Schaefer, para reflexionar sobre "el proceso de encontrarse a uno mismo" y sobre un "hecho común en la historia del siglo XX en Europa", el de tantas familias separadas solamente por sus "convicciones políticas".

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