Cultura

La vida sin cielo protector

  • 'When heaven falls', de Manyar I. Parwani, y 'She, a chinese', de XiaouLu Guo, pasan por la Sección Oficial a concurso

La penúltima jornada en la sección oficial a concurso del Sevilla Festival de Cine Europeo vio la presentación de sendas películas con al menos dos puntos en común: el protagonismo femenino y la violación sexual como componente de su narración.

Sin embargo, mientras que en When Heaven Falls, del director danés de origen afgano Manyar I. Parwani, el segundo hecho, con el agravante del incesto, se convierte en el eje central de la historia, en She, a chinese, de la realizadora china XiaoLu Guo, actúa como el detonante de una huida, podría pensarse que a ningún lugar, por parte su joven protagonista, una posadolescente existencialmente aburrida.

“En realidad lo difícil era no hacer esta película. Son hechos reales que acapararon los titulares de los periódicos de toda Dinamarca y provocaron un auténtico shock. Sin embargo, los políticos no hicieron nada, así que decidí rodarla y reabrir el debate”, explica Parwani sobre When Heaven Falls, que cuenta el caso de Sara (Mille Hoffmeyer), una mujer de 28 años criada con una familia de acogida tras sufrir reiteradas violaciones por parte de su padre. Al saber de la muerte de su madre biológica, descubrirá que tiene dos hermanas pequeñas que viven ahora la misma situación que ella atravesó en su infancia.

“El gran problema del incesto es que nadie parece querer hablar de ello, aunque sea un problema universal -dice el director-. En Dinamarca incluso hubo gente que se enfadó al ver la película. Parece que da miedo abordar a fondo este asunto. Pero bueno, si alguien se sale a mitad de la proyección me alegro, porque al menos le habré hecho reflexionar”.

Parwani dedicó “dos años a estudiar cómo es la vida de estas personas y qué secuelas les quedan”, pues su intención, explica, era centrarse “en el impacto de una infancia así en la edad adulta. Y confieso que a veces no sé siquiera cómo las víctimas pueden respirar y seguir viviendo con esto”.

“Resulta complicado preparar un papel basado en una vida tan difícil de imaginar -comenta por su parte Hoffmeyer-. Manyar y yo lo hicimos juntos. Leímos un montón de libros y fuimos a centros de ayuda a víctimas de incesto. Fue algo que nos ayudó mucho”.

Pero si para la principal protagonista era complicado, también iba a resultar difícil para sus muy jóvenes hermanas en la pantalla. “No he asistido a ninguna escuela de cinematografía, así que cuando escribo un guión lo hago de manera intuitiva. Aunque una cosa es escribir determinadas escenas y otra muy diferente rodarlas con niños, así que tuve que cambiar varias cosas”, reconoce el director.

“Buscaba niñas inteligentes y mayores de lo que parecen en la película -detalla Parwani sobre el proceso de selección-. Primero les di el guión a sus padres, y les advertí de que si aceptaban serían ellos quienes les explicarían a sus hijas qué era lo que pasaba en la película”.

Y sus jóvenes actrices, asegura, lo entendieron a la perfección. “Querían hacerlo porque pensaban que era algo importante -afirma-. De hecho, tras alguna escena especialmente cruda yo siempre acudía a decirles lo estupendamente que lo habían hecho y a preguntarles si se encontraban bien. Y me sorprendió que una de ellas me dijera: no te preocupes, Manyar, es sólo una película”.

En un registro muy diferente, con indudable ascendente indie -música de John Parish, incluida canción de PJ Harvey-, se mueve She, a chinese, coproducción anglo-franco-germana dirigida por la realizadora china XiaoLu Guo, formada en la Escuela de Cine de Pekín y residente en la actualidad en Londres. Una cineasta, como recuerda el director del certamen, Javier Martín Domíguez, que concursa en el festival por partida doble, pues también tiene un título, Once Upon a Time Proletarian, en la sección de documentales, Eurodoc.

“Lo que me interesaba contar era cómo una mujer joven de un pequeño pueblo experimenta el choque con otra realidad”, comenta Guo, añadiendo que “como mujer he vivido una experiencia física e intelectual muy similar a la protagonista: vengo de un pueblo pequeño y noté ese choque”.

Al margen de acabar viviendo en la capital británica, la directora traza otros paralelismos. “Mi generación, que creció en los 70, vivió en buena medida en pueblos aún peores que el de la película -dice-. Mi padre fue enviado a un campo de reeducación y yo me crié con mis abuelos, ambos analfabetos. Pasé una infancia entre el confucionismo y el comunismo férreo. La primera violencia contra una mujer así es la presión moral y política del entorno. Eso es lo que la hace salir”.

En efecto, y aunque nos quedemos sin saber qué otras vivencias similares compartió la directora con su personaje, Li Mei, interpretado por una convincente y hermosa Huang Lu, la cosa va de escapada al final de la adolescencia, una rocambolesca huida en la que la protagonista topará con diversos personajes masculinos sin extraer demasiadas experiencias positivas.

“Creo que Li Mei es un personaje existencial, separado de su contexto. Pertenece a una generación que quiere desprenderse, separarse de su tierra. Puede estar en cualquier parte, pero los problemas son los mismos, porque te los llevas contigo”, afirma Guo, para quien la cinta gira, en última instancia, en torno a “la pérdida de la inocencia”.

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