Miguel Valle, arquitecto

"El Albaicín es un enfermo que hay que meter en la UCI para que reaccione"

  • Valle, que ha pasado cinco años al frente de la Fundación Albaicín y fue concejal de Urbanismo con el PP, considera que decisiones del Gobierno local como la peatonalización del barrio son precipitadas y hacen un gran daño a la accesibilidad.

-Con su larga experiencia en el Albaicín, ¿qué le parece la medida de peatonalizar la Carrera del Darro?

-Ahí hay una precipitación en la forma de hacerlo. Que se peatonalice el Paseo de los Tristes es importante. Seguro que es uno de los paisajes más importantes, al menos de Europa. Había que regularlo. Pero creo que ha habido una precipitación que ha producido un efecto negativo y es que el transporte público, los autobuses, han perdido regularidad y se ha perdido también accesibilidad. Se ha perdido el movimiento de gente que desde el año 96, que se pusieron los microbuses, ha evitado el abandono del Albaicín. Habría que reconsiderarlo con seriedad, con rigor, pero ha sido una decisión muy precipitada.

-Recientemente se ha agudizado la polémica por las reticencias de los taxistas a acudir a las llamadas de la zona y por la carta remitida por el Ayuntamiento para exigirles que cumplan con el servicio...

-Una cosa es peatonalizar y otra es eliminar el transporte público. Los cascos históricos, que no tienen accesibilidad fácil, sin transporte público pierden habitantes, pierden vida y se vienen a menos. El Albaicín es complejo, llegar aquí es muy complicado. Hay que facilitar la vida de la gente en el S.XXI. Me encantaba la línea de autobús como estaba planteada antes. Era un microcosmos: las señoras típicas albaicineras de toda la vida, los estudiantes de los colegios del Ave María, los guiris, algunos profesionales...No era solo la facilidad de transporte, sino los lazos de la sociedad del barrio. El único elemento dinamizador importante que ha habido en los últimos 20 años ha sido la línea de autobuses. Creo que ha perdido. Ahora es peor que antes. Lo de ahora no funciona... Tener que llegar a casi obligar a los taxis... Haría falta un reestudio de la situación.

-¿Se está yendo la gente del Albaicín?

-En los últimos 5 o 6 años se había ralentizado la pérdida de habitantes. En el anterior siglo se había perdido mucha población y había un cambio en los últimos años. Se había mantenido la población. Eso ya es positivo. Lo que hay que buscar son mecanismos que incrementen esa presencia. Que hagan apetecible vivir en el barrio; y eso no se está haciendo. El Albaicín, como otrosbarrios históricos, es un enfermo que hay que meter en la UCI, con un buen tratamiento para hacerle reaccionar. Falta eso en el Albaicín, una serie de actuaciones en detalle que vayan recuperando el barrio.

-¿Qué es lo más urgente que hay que curar a este enfermo?

-Lo más urgente es la pérdida de población. Es fundamental recuperarla. Las administraciones no lo entienden, en vez de incrementar la presencia o los mecanismos para invertir, se han ido perdiendo. La Junta ha quitado la Oficina de Rehabilitación del Bajo Albaicín, que era una idea fantástica. La Unidad Técnica del Albaicín (municipal) ha desaparecido, la Fundación Albaicín ha disminuido el número de personas y el presupuesto. A los mecanismos que pueden revitalizar el barrio no se les presta la atención que se debiera. Es muy importante que los organismos estén dentro del barrio, porque exige un gran nivel de detalle y de pormenorización. Necesita mucha más atención. No funciona como una parte más de la ciudad.

-¿La crisis puede acabar matando al barrio?

-No creo, pero sí va a ralentizar el posible crecimiento que se pudiera dar. Los fondos europeos de los últimos 15 o 20 años han hecho mucho. Eso ha desaparecido. Se tiene que potenciar la iniciativa privada. Ahora mismo la salida del barrio está en potenciar los valores que tiene. La actividad económica más potente es el turismo. Hay que hacer una política de incentivo, aunque compatible con el barrio, porque si metes a muchos miles de personas te lo cargas. Hay que saber hacer compatible el turismo con los residentes. La gente viene a San Nicolás y luego no tiene a donde ir. Quitando el Aljibe del Rey, el Carmen de Max Moreau (que nadie sabe dónde está) o las visitas guiadas en Santa Isabel la Real, no hay sitios abiertos. Hay que contar con el patrimonio privado.

-En el Albaicín hay mucho patrimonio cerrado, especialmente el de la Iglesia...

-La Iglesia tiene aquí un patrimonio fantástico. Aquí hace falta un organismo muy específico del Albaicín y con fuerza. Eso pasa por un pacto serio por el Albaicín, de los partidos, instituciones...Mediante convenios es fácil abrir patrimonio. Tiene que aparecer en las guías. Se le tiene que dar alguna ayuda. Por ejemplo, el Monasterio de la Concepción hizo un pequeño museo y no va nadie, porque nadie lo publica, ni se informa en las oficinas de turismo.

-¿El turismo es la única salida para dinamizar el barrio?

-Otro tema muy importante es el de la artesanía. Hay un reducto de gente que no es mayor, artesanos jóvenes, que se han ido al Callejón del Gallo. Hay que potenciarlo, darle salida a esos productos, facilitarle las cosas. Se hacen cosas de mucha calidad. Esas iniciativas hay que apoyarlas. Hay unos ocho o diez pero con una media de edad muy interesante, de unos 30 años. Históricamente, en la Edad Media, el barrio era una ciudad donde había huertos, ventas, almazaras, comercio...Y hoy tenemos la artesanía y el turismo. Hay que dar vida al barrio, hacerle una transfusión, que fomente la residencia, hay que intentar que la gente viva aquí, no puede acabar siendo una especie de parque temático. El turismo es un elemento dinamizador de los cascos históricos.

-Pero no hay un mínimo acuerdo ni para algo tan importante como revisar el Plan Albaicín...

-En las Administraciones hay una idea que entorpece bastante. Hay un error y es que el hecho de ser declarado Patrimonio Mundial es un rollo, una carga...No es así. Si se ve así nunca se entenderá el barrio en profundidad. Esto es una joya y las joyas hay que limpiarlas, mimarlas y ponerlas bien y hay que resaltarlas. Si tengo un Goya en casa no es un rollo, es una maravilla. Es una pena la lucha entre las distintas administraciones. El Plan Albaicín es la consecuencia más clara de esa inactividad que se produce por esa falta de coordinación. Tenía que estar aprobado ya, entre otras cosas porque el Sacromonte no tiene protección específica. El plan actual es solo del Albaicín y el nuevo ya incluye un tema tan complejo como son las cuevas, el folclore... Llevamos más de 12 años revisándolo. El plan actual es del siglo pasado. Las administraciones se culpan unas a otras y eso tiene que cerrarse. El plan por si mismo no produce nada, pero pone las normas para que las cosas puedan funcionar.

-¿Qué podría cambiar con un nuevo Plan Especial del barrio?

-El plan tiene dos finalidades, una es establecer unas ordenanzas concretas. No había mecanismos de control cuando se hizo el actual. Hay una falta técnica del documento, que está desfasado. Y hay una parte propositiva que son unidades de actuación, inversiones.

-¿Qué futuras actuaciones cree que debería recoger el nuevo documento?

-Hacen falta cosas a dos niveles: institucional y administrativo. Tiene que haber un órgano específico solo con capacidad para el Albaicín. Que el presidente de la Junta Municipal de Distrito se dedique solo a esto y que tenga su despacho en el barrio como alcalde del Albaicín. Con capacidad y presupuesto propio que permita solucionar los problemas. El otro tema importante es la accesibilidad. No se puede tener miedo a poner unos ascensores en la zona del Zenete. Hay mucho desnivel y hay que poner ascensores o rampas sin miedo. Hay zonas del Albaicín que o se hacen accesibles o se hunden y la prueba es que las zonas que están mejor tienen acceso y vive la gente. El plan especial nuevo prevé unos aparcamientos que son fundamentales. Por mucho que se peatonalice tiene que haber un porcentaje de coches y hay que guardarlos en algún sitio. Le pasa como a los zapatos, si no tienes un zapatero acaban en la casa rodando por todos lados.

-¿La rehabilitación de edificios está complemente parada?

-Del todo. La Oficina de Rehabilitación del Bajo Albaicín estaba muy bien, tenían servicios sociales y un equipo técnico muy bueno. Lo hacían francamente bien. Para otras cosas sí hay dinero. Hay que definir si esto es prioritario. Además, si el sector de la construccion tiene hoy día salida es a través de la rehabilitación. Los cascos históricos dan lugar a una mano de obra impresionante.

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