A los profesores de la enseñanza reglada les cuesta dejar la tiza. La implantación de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) en los centros escolares se está realizando a una velocidad de crucero (en apenas dos cursos se han equipado 1.409 aulas digitales, se han puesto 5.517 ordenadores a disposición del profesorado y se han repartido 43.465 portátiles al alumnado), sin embargo, la mayoría de los docentes no están preparados para impartir sus conocimientos a través de las TIC ni tienen formación para asumir la modernización de las aulas de Primaria y Secundaria.

Los alumnos apremian cada vez más, pues ya le dedican el mismo número de horas a internet que a la televisión (3,5 de media al día) y saben que en el mercado laboral que les espera no existe otro lenguaje que no sea el de las nuevas tecnologías.

"Un profesor que no utilice las herramientas interactivas en el aula hace analfabetos a sus alumnos en el uso de las redes de información", dice Germán Girela, del CSI.F. Este sindicato denunció hace tres semanas que el 65% del profesorado andaluz no tiene la formación necesaria para usar las pizarras digitales, lo que explica en parte por qué muchos de los portátiles que ha repartido la Junta entre el alumnado se quedan en casa día tras día.

Otra de las razones por las que el proceso de implantación de las TIC no ha cuajado aún está en la precariedad de las infraestructuras. Los centros educativos no estaban preparados para conectar centenares de ordenadores y herramientas interactivas, ni siquiera tenían banda ancha para que la navegación por internet fuera ágil. Este curso está abordando la Consejería de Educación la mejora de las instalaciones, pero no con la celeridad que demandan los centros.

Es ahora cuando los docentes están formándose en el manejo de las TIC a contrarreloj, pero mientras unos optan por hacerlo de manera autodidacta (según CSI.F el 71%), otros lo hacen a través de los cursos de la Junta.

En este primer trimestre, 1.790 profesores de Granada se han inscrito en acciones formativas organizadas por los centros de profesorado para aprender a manejar bien las nuevas tecnologías, casi el mismo número de los que se formaron en todo el curso pasado (2.216). El carácter voluntario de estos cursos y la obligatoriedad de realizarlos fuera de la jornada laboral (Decreto 110/2003 sobre la formación del profesorado), ha hecho que durante los dos primeros años de implantación de las TIC el claustro eludiera su aprendizaje. De hecho, apenas un 30% del profesorado granadino ha pasado por los cursos de la Junta. "La formación debería ser obligatoria y en horario laboral", dicen.

"Las nuevas tecnologías apenas se están utilizando en clase, porque el profesor no trabaja con ellas", reconoce Isabel Pérez, la directora del CEP de Granada, uno de los cuatro centros de profesorado (Motril, Guadix, Baza y Granada) que imparte formación TIC a los docentes de la provincia.

Divididos en dos módulos, el básico los introduce en el manejo del ordenador y el más avanzado en la explotación de recursos. Con una media de 20 profesores por clase, el primer curso consta de nueve horas (tres a la semana) y el segundo de 30 (dos tardes de tres horas cada una, durante cinco semanas). Son gratuitos para el profesorado que trabaja en los centros sostenidos con fondos públicos, pero su coste en el mercado oscila entre 1.500 y 2.000 euros.

"Cualquier docente puede hacer estos cursos, incluso los que no han manejado nunca un ordenador -explica uno de los monitores-, pero requiere un gran esfuerzo por su parte y mucho trabajo en casa para llevar a cabo lo aprendido".

Según un sondeo realizado por CSI.F, sólo un 20% del profesorado tiene un nivel avanzado de informática, que es el que se necesita para aprovechar al máximo las TIC presentes en el aula; un 18% tiene un nivel básico y un 60% sólo cuenta con el nivel de usuario.

"Los conocimientos de informática se quedan obsoletos enseguida, por eso es tan importante que actualicen su formación", añade Pérez. En cuanto empiezan a manejar las herramientas interactivas, el mundo que se les abre es enorme. "Cambian por completo la dinámica de la clase -continúa la director del CEP de Granada- al ver que el conocimiento ya no está en ellos, sino en la red. Así que el profesor lo que tiene que hacer es guiar al alumno en el camino de búsqueda de datos".