Granada

Salvador Vila, el último rector republicano

  • Una placa en el barranco de Víznar recuerda al que fue discípulo de Unamuno en la Universidad de Salamanca

Lo asesinaron en el mismo lugar y por las mismas causas que a Lorca. Republicano, de izquierdas, intelectual con formación internacional y brillante arabista, su vida y su prometedora carrera se vieron truncadas a sus 32 años de vida.

La cruel historia del salmantino Salvador Vila, discípulo predilecto de Unamuno y rector de la Universidad de Granada (UGR) en 1936 fue reivindicada por su viuda, Gerda Leimdörfer, que luchó contra el silencio y el olvido.

Así, exigió que en la entonces galería de rectores, donde en 1976 el rector Juan de Dios López González había promovido la incorporación de un cuadro de su marido, luciera con la leyenda adecuada en lugar del estafador y engañoso "cesó el 23 de julio de 1936".

Pero la trascendencia de los hechos no vio la luz hasta la llegada de la democracia, cuando la cortina de humo comenzó a deshacerse. En 1983 fue editado el libro (póstumo) del periodista Eduardo Molina Fajardo Los últimos días de Lorca, donde queda patente que Salvador Vila, el último rector republicano de la UGR, fue sólo un nombre más que vino a engrosar la larga lista de los presos entregados para ser fusilados en Víznar, a las 24 horas, del 22 de octubre.

En una fosa común de este paraje se encuentra su cuerpo, recordado con una placa, pero su memoria fue restituida en 1995 cuando Mercedes del Amo, profesora de Literatura Árabe de la Universidad de Granada, acometió una muy trabajada biografía del personaje, coincidiendo con el aniversario de los 100 años de su nacimiento.

Más recientemente, Juan Carlos Ferré Olivé, nacido en Buenos Aires y hoy catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Huelva, también ha recuperado la historia de Salvador Vila en un apartado de su obra Universidad y Guerra Civil, publicada el año pasado siguiendo la estela de Del Amo y de Jaume Claret, autor de El atroz desmoche, una obra que aborda la destrucción de la Universidad española por el franquismo.

Bajo su punto de vista, son varios los factores que confluyeron en el fusilamiento de Vila. "Era una persona joven al llegar al rectorado y eso, en una época tan convulsa, provocó celos académicos y generó incomodidades". "Él era de Salamanca y veraneaba allí, por lo que el 18 de julio se encontraba en su tierra. Contactó con Unamuno, le detuvieron y lo transportaron a Granada. Ya le habían medio despojado del cargo y al rector interino le resultaba incómodo", explica.

Además, Ferré Olivé se adentra en "la ironía que hay en la relación Franco-Unamuno-Vila". Para empezar, explica que Unamuno estaba a favor de Franco, siendo la argumentación de esta anexión oscura: "¿Qué le hizo la República para que se pusiera a favor del alzamiento justo en Salamanca?". Porque Unamuno, tal y como apunta el catedrático, en los incidentes del Paraninfo "estaba en representación de Franco, siendo el rector, y acompañado por Carmen Polo".

Pero el 6 de octubre de 1936, seis días antes, pidió a Franco la libertad de algunos amigos y adoptó un tono crítico con los procedimientos que se estaban empleando. Así, intercedió para salvar la vida de Vila, su discípulo, y de un pastor protestante al que acusaron de masón. Todo sería en vano. Porque al día siguiente fue detenido Vila en Salamanca, donde se encontraba de vacaciones, siendo de inmediato trasladado a Granada.

"En el fondo parece que es el precio que pagó Unamuno por haberse revelado", señala Ferré Olivé. Y es que "seguramente se hubiera salvado pero todo se torció en el momento en que Unamuno recuperó la razón" al ver, entre otras muchas barbaridades, que "habían fusilado antes al decano de Medicina de la Universidad de Salamanca".

Según recuerda, el día 22 Franco cesó a Unamuno como rector -previa solicitud de sus propios compañeros del Claustro de la Universidad de Salamanca-, y esa misma noche fue fusilado Vila en Granada. Esta coincidencia temporal ha sido interpretada como una venganza personal hacia Unamuno. Sin embargo, el catedrático considera que "no está del todo claro".

"Seguramente también influyó en el rápido desenlace el hecho de que el Rector al que Salvador Vila había sucedido y que con su ejecución recuperó plenamente el cargo, Antonio Martín Ocete, era completamente afín al alzamiento", comenta.

La historia atroz de Gerda

Gerda Leimdörfer era hija del redactor-jefe del principal periódico judío de Berlín. Conoció al que sería su marido cuando éste prosiguió sus estudios en Berlín gracias a una beca de la Junta de Colegios de la Universidad de Salamanca.

Entonces Vila ya se relacionaba con grandes intelectuales de la época, como Wenceslao Roces, Manuel de Falla y los arabistas Miguel Asín o Emilio García Gómez, y podía presumir de sus excelentes conocimientos. Todo ello le auguraba un futuro prometedor, al estar destinado a convertirse en una gran figura en los ámbitos de la educación y la cultura españolas.

Gerda conoció al que sería su marido con 20 años. Por aquellas fechas estudiaba Lenguas Modernas en la Universidad de Berlín. Según relata en su libro Del Amo, su familia "introdujo a Salvador en la vida cultural e intelectual berlinesa, que debió enriquecer enormemente los horizontes que previamente se había marcado".

Salvador, "un católico de familia de rosario diario" y Gerda, "una judía laica de familia relajada en el cumplimiento de sus deberes religiosos" se casaron en Berlín en 1932 y al año nació su hijo Ángel. Permanecieron un tiempo en Madrid y más tarde en Salamanca, cuando Gerda fue detenida junto a él. Manuel de Falla la salvó, tras ser "obligada a abjurar del judaísmo, abrazar la fe cristiana y cambiar su nombre de pila por el de la Patrona de Granada, María de las Angustias", según relata Ferré Olivé. Así, tal y como apunta la escritora e investigadora granadina Antonina Rodrigo en el prólogo del libro de Del Amo, tras ser extraditados a Granada, "Gerda permanece detenida en la cárcel y, como en los tiempos de la reconquista, fue obligada a aceptar el sacramento del bautismo a cambio de su libertad".

Pero la trágica historia no acaba aquí. Porque, tal y como indica Rodrigo, en el carmen de San Cecilio, donde se instalaron sus padres huyendo de la persecución nazi, los progenitores "volvieron a sentir la tensión y el terror del fascismo sufrido en su país y la nostalgia de su mundo perdido". Y es que desde la ciudad de la Alhambra fueron deportados a Alemania y el padre fue rápidamente internado en el campo de exterminio de Dachau.

Todo un rosario de atrocidades que Mercedes del Amo resume de la siguiente forma: "Sobre la familia de rector Vila se cebó la época de los fascismos europeos, pues Salvador se casó con Gerda, una judía alemana de la burguesía berlinesa, cuya familia sufrió la persecución nazi en la Alemania de los primeros treinta, y el franquismo cuando vino a refugiarse en Granada en casa de los hijos. Tanta desdicha diezmó a los Vila-Leimdörfer y arruinó las expectativas de los que quedaron vivos".

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