laliga santander

¡Que esto acabe ya! (0-3)

  • Los rojiblancos ofrecen una lamentable imagen en el debut de Tony Adams en el banquillo

  • El cuadro de Berizzo, que alinea a los suplentes, se impone sin apenas esfuerzo

El último intento de Jiang Lizhang para mantener la ilusión y seguir peleando por la permanencia salió rana. El debut de Tony Adams al frente del banquillo del Granada CF se saldó con una lamentable derrota ante un Celta que jugó con sus jugadores menos habituales. Y aún así se llevó un partido en el que los rojiblancos confirmaron que no están capacitados para jugar en la máxima categoría del fútbol español.

Había mucha expectación por conocer el equipo titular que Adams pondría en liza y el que fuera capitán del Arsenal hizo historia. Al menos en lo que se refiere el número de nacionalidades distintas. Nada menos que once pero, eso sí, sin ni un solo español en el campo. El nuevo técnico le dio la confianza en la medular a René Krhin, que en las últimas 24 jornadas tan sólo había disputado 76 minutos. Fue la principal novedad en un once en el que formó con línea de cuatro atrás, todos ellos centrales, tras desterrar la idea de Lucas Alcaraz de jugar con tres zagueros. La posición del esloveno, tirado a banda derecha, sorprendió, pero lo que más llamó la atención fue la entrada de Ezequiel Ponce. El delantero argentino, después mandar callar a la afición el pasado domingo ante el Valencia tras su gol, fue el centro de la ira de parte de la grada de la instalación del Zaidín sobre todo en el arranque y terminó siendo de los más destacados porque puso lo que parece que pocos tienen en la plantilla: casta. Algo que se presupone pero que pocos ofrecen. Triste, pero así fue.

El técnico inglés alinea hasta siete jugadores defensivos y eso que iba a jugar al ataque

El técnico inglés avisó en la rueda de prensa previa al choque que su equipo saldría al ataque y jugó de inicio con dos delanteros pero a tenor de lo visto ayer en Los Cármenes habrá que saber qué entiende 'Mr. Arsenal', como se le conoce en Inglaterra, por fútbol ofensivo.

Arrancó el duelo con el Celta muy relajado, con muy poca posesión para lo que acostumbra ante un Granada CF más directo. Con mucho pulmón en la medular pero poca profundidad en las bandas, era con envíos en largo como trató de sorprender a los de Berizzo. Pero poco a poco el guion se fue asemejando a lo esperado. Toque y más toque por parte visitante, pero sin peligro. Con Krhin desubicado y corriendo como pollo sin cabeza en busca de quién sabe qué, el equipo estaba descompensado cuando tenía el balón. Ni Vezo ni, mucho menos, Krhin podían desequilibrar en la derecha; Gastón Silva tampoco sorprendía por la izquierda, por lo que los rojiblancos eran planos. Y si a esto se le unen los típicos errores defensivos, se explica que en el minuto 22 ya se fuera por detrás en el marcador.

Un envío en largo que no logró alejar de la zona de peligro la zaga, provocó que Ochoa saliera a despejar de cabeza fuera del área. Pero lo hizo al centro, exactamente lo que nunca hay que hacer, lo que permitió a Beauveu recuperar en línea de tres cuartos y filtrar un preciso pase a Jozabed que, ante la salida del mejicano, lo batió con calidad de vaselina.

Con 0-1 Adams cambió la posición de Krhin, situándolo en el eje del centro del campo. Ponce caía más a la derecha pero seguía sin haber claridad y un patrón de juego claro. Sólo a base de arreones y casta del argentino se acercaban los rojiblancos al área de Sergio Álvarez, que en el primer acto apenas tuvo que emplearse a fondo porque las llegadas al área rival eran contadas.

La lesión de Kravets en la última acción de la primera mitad y la entrada de Carcela fue la principal novedad tras el paso por vestuarios. Los rojiblancos estaban algo más equilibrados en ataque pero sin ideas y saber cómo hacerle daño a tu rival era muy difícil generar peligro. La apatía que transmitía el equipo desesperó a la grada, que aún soñaba con meter presión a un Leganés que había perdido ante el Espanyol. Se consolaban los aficionados con arrancadas de Krhin, alguna pared que otra y poco más. Porque su equipo no da para más. Esa es la realidad.

Tony Adams, al que parecía que el 0-1 le valía, tardó en dar entrada a Boga. Había poco en el banquillo y el único que podía intentar revolucionar el choque era el galo. Antes, Uche lanzó al larguero desde la frontal en la mejor ocasión para los rojiblancos. Fue de lo poco que ofreció en ataque. El Celta, sin apenas esfuerzo, iba ganando y amplió su renta con un golazo de falta de Marcelo Díaz.

Lo peor estaba por llegar. Bongonda se internó por la izquierda y disparó al palo para que Beauvue recogiera el rechace para sentenciar la contienda y hacer estallar Los Cármenes. A los cánticos de "directiva dimisión" y "jugadores mercenarios", con Sergi Vieta, director general de la entidad, entre los señalados, se llegaron incluso a corear los pases del Celta. El fútbol pasó a un segundo plano porque lo importante estaba en las gradas. La afición mostró su descontentó con una temporada que pasará a la historia por el nivel ofrecido por unos jugadores que se irán de la ciudad con el equipo en Segunda División. Pero la vida seguirá para ellos en otro equipo, otra ciudad... Mientras, los más fieles, seguirán apoyando sus colores aunque seguramente en menor número que estos seis años en Primera. Lo peor es que aún quedan seis jornadas y tres de ellas en casa. El calvario aún es largo.

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