Entre los aficionados a las músicas de aire céltico, Alasdair Fraser no necesita presentación. Su presencia casi ineludible en innumerables recopilaciones de música celta y de new age, así como una extensa discografía propia, editada bajo el sello de su propiedad, Culburnie Records, lo han convertido en una figura imprescindible del folk británico desde que en 1985 decidiera dejar su trabajo como petrofísico para dedicarse plenamente a la música.

Tanto en el seno de Skyedance, un supergrupo formado junto a otras luminarias de la música gaélica, como en solitario o en dúo junto a la exquisita cellista Natalie Haas, su deslumbrante habilidad técnica con el instrumento, así como su dinamismo y el profundo conocimiento del folklore de su país, le han hecho merecedor de múltiples reconocimientos, entre los que destacan el primer premio del Scottish Nacional Fiddle Championship, galardón que ha obtenido en dos ocasiones, el de mejor álbum de música celta de 1996 por Dawn Dance o la representación internacional de Escocia en las actuaciones patrocinadas por el Consejo Británico.

Tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos ha participado en centenares de programas de radio y televisión, hasta convertirse en una estrella de primer nivel. Con todo, a escala internacional su música es conocida sobre todo por las aportaciones que ha hecho a las bandas sonoras de películas de éxito, como Titanic, Braveheart,The SpitfireGrill, Wyatt Earp o El último mohicano, entre otras.

Desde 2004 ha formado pareja artística con la violonchelista californiana Natalie Haas, con la que se complementa a las mil maravillas como ya demostró en una memorable actuación que ofreció en Granada ese mismo año, cuando presentaban su primer trabajo juntos.

Hoy martes a las nueve de la noche, y en la misma sala que entonces, Planta Baja, desplegarán todo su saber para presentar el cuarto de los álbumes que han firmado conjuntamente hasta la fecha, Highlander's Farewell, publicado en 2011.